Silvana Cappello, la madre de Agustina Fernández, fue entrevistada por una emisora porteña y sostuvo que no descarta ninguna hipótesis en relación a la posibilidad de que su amigo Pablo sea el responsable del asesinato.
En este sentido indicó que no descarta ninguna hipótesis respecto a cómo sucedieron los hechos: “Yo a Pablo no lo descarto, yo hubiera actuado diferente”, manifestó Silvana Cappello en diálogo con Ari Paluch por la AM550.
Pablo Parra era amigo de Agustina y esa noche la estudiante iba a cenar a su casa. Según la declaración del chico él había salido a comprar y cuando regresó encontró el cuerpo de Agustina y su departamento desordenado: “Pablo nos esperó justo cuando veíamos que el panorama no estaba mejorando, por eso la hipótesis del robo no me cierra”, sostuvo Silvana.
Allí remarcó que no va a parar hasta conseguir justicia por el brutal crimen de su hija de 19 años: “No voy a parar. Agustina no puede ser un caso más”.
Al ser consultada sobre la decisión que la joven tomó sobre irse de La Pampa a Río Negro para estudiar medicina, Silvana señaló: “Nunca le dije ‘cuidado’, porque ella estaba por cumplir 20 años y estaba haciendo su vida”.
Agustina era estudiante de medicina y se había ido a Cipolletti en marzo pasado para entrar a la universidad de la ciudad y tras la confirmación de muerte la familia expresó que donaría sus órganos: “Se hizo lo que ella quería, que era estudiar y dar vida”, expresó Silvana.
Por último, expresó su tranquilidad sobre el avance de la causa: “Gracias a Dios está la Policía y está la Justicia, y esto está más que claro: lo tenemos en la palma de la mano”.
La madre de Agustina amplió y dio otros detalles más al Diario La Mañana de Neuquén
Si bien la investigación avanza con total hermetismo, Silvana está convencida de algo: “Mi hija se defendió de una cara conocida, eso es lo que me dice ella”. Y está claro que se defendió, de acuerdo a las pesquisas, porque tenía su mano izquierda destrozada.
Pablo Parra, quien era el amigo de Agustina, el inquilino del departamento donde fue asesinada, brindó un relato que se ajusta a la hipótesis de robo. Pero la fiscalía tampoco descarta su participación en el hecho. Tal vez no tiene pruebas contra él, pero lo investiga; como investiga también otras hipótesis de trabajo.
“Lo que sabemos es que es el principal sospechoso, y si no está detenido es porque no tienen pruebas contra él”, sostuvo la madre de Agustina.
Personalmente, no le cierra para nada que al encontrarse con su hija tirada en el piso, convulsionando, haya ido a ver la habitación, luego la puerta que estaba abierta y la escalera que estaba apoyada en la parrilla del patio, todo esto sin antes pegar un grito de auxilio.
Radio Kam
“Uno cuando tiene un ser querido lo primero que hace es pedir ayuda y marcar un número de teléfono. El no tenía y sube hasta arriba a pedirle el celular a la vecina. Por lo menos ahí se fueron cinco minutos. No sé, no todos manejamos la misma lógica”, advirtió.
Recordemos que, de acuerdo a la hipótesis de robo, una o más personas ingresaron por el patio trasero del inmueble ubicado en la planta baja, la puerta de ingreso estaba abierta y adentro se encontraron con Agustina.
“Yo no me creo esta hipótesis. Ni se justifica que por dos celulares y mil dólares le hayan destrozado la cabeza, como lo hicieron; que mi hija se lleve toda la parte. Yo estuve cinco horas sobre la ruta pensando sobre lo mismo. No sabés como tenía su cabeza, deformada”, expresó la mamá de Agustina.
Además le destrozaron su mano izquierda. “Yo no sé lo que ha pasado ahí, pero muchas cosas no me cierran. Y mi hija ya no está. El que tiene algo para decir, que hable con la Policía o la Fiscalía”, reiteró Silvana.
La joven estudiante, de 19 años, había comenzado la carrera en Ciencias Médicas de manera virtual. Cuando se terminaron las restricciones por el Covid, viajó con su mamá en febrero a buscar departamento en Cipolletti para iniciar las clases presenciales.
Recuerdo de un primer viaje
“Las dos nos fuimos con una mochila, vestidas para no llamar la atención. En el camino agarre un palo largo, porque siempre llevaba algo en la mano por si me tenía que defender, y nos caminamos todo, desde la universidad hasta la terminal. Finamente reservamos un monoambiente. ‘Este mamá’, me dijo. Le encantó, y nos quedamos ahí”, recordó la mujer.
En los próximos días, Silvana tendrían que volver a Cipolletti a buscar todas las cosas que dejó su hija en el departamento. Pero ella no va a ir, será su esposo. “Yo no quiero volver a transitar esa ruta porque me destroza, porque vuelvo a revivir el dia que viajamos para alquilar un departamento. Me siento muy culpable, por haberla llevado, por haberle insistido. Ella era muy vergonzosa, tardaba en hacer amigos. Nos extrañaba mucho”, manifestó, y se quebró.
Hicimos silencio, y cuando pudo retomar el hilo de la conversación recordó la última vez que se vieron. Fue para el Día del Padre. Viajaron a verla y la encontraron muy bien. “La vi tan bien, tan dulce, más gordita. Hermosa. Estaba contenta porque en los últimos dos meses había encontrado algo de compañía. Me dio su frazada, sus ojotas, me trató como una reina. ‘Acá tenés mi perfume, mamá’, me decía. Era tan linda”, contó.
Ahora que no está, no queda más nada por hacer que pedir Justicia. Ella tiene fe y confía en las personas de bien que están haciendo su trabajo y son padres.
“No podemos vivir con miedo”
En diálogo con el decano de la facultad, le pidió que le diga a sus alumnos que “no podemos vivir con miedo, andar armados, no podemos vivir así”. Consideró que “los chicos tienen que tener un futuro” y reconoció el gran esfuerzo que hacen muchos padres, como hicieron ellos con Agustina, para sostener a un hijo o hija estudiante. “Nos rompemos el alma para que puedan estudiar, y es una lástima que haya chicos que no tengan esa posibilidad”, cerró.