El hecho ocurrió el domingo por la noche en General Pico. Gustavo Prieto, quien cumple funciones en la Comisaría Primera, respondió rápidamente a la urgencia en Barrio Federal, donde una niña de un año con problemas pulmonares estaba desvanecida y sin poder respirar.
Vecinos llegaron hasta la casa del oficial con gritos de auxilio y consultas sobre si sabía practicar RCP. Gustavo, sin dudar un instante, dejó sus actividades y salió hacia la calle, encontrando una mujer con una beba en brazos, “corrimos hacia ella, se la tomamos de las manos, comenzamos a realizarle RCP. En ese momento apareció la madre llorando, le preguntamos si estaba ahogada y dijo que no, la nena tenía los brazos flácidos, le salía espuma por la boca, le miramos la vía respiratoria y consultamos si le había dado de comer y nos dijo que no, continuamos con la tarea, la nena pudo empezar a respirar, en ese momento llamó al 101 con mi teléfono y pidió que manden la ambulancia a mi domicilio y un móvil (policial)”.
En la continuidad de su relato, Gustavo contó que primero llegó un móvil de la Brigada de Investigaciones y después dos motoristas, al pedir nuevamente la ambulancia por frecuencia policial, se le indicó que estaba en camino, “pero al haber mucha gente en el lugar y el hecho que a la nena se le dificultaba cada vez más respirar, tenía sus ojos idos hacia atrás, decidí cargarla en el móvil de Brigada, junto con mi señora y subimos a la madre y trajimos la nena. A mitad de camino se le dificultó respirar dos veces, tuvimos que hacerle RCP en una de ellas, y cuando veníamos llegando a calle 13 y Avenida (San Martín) vimos las luces de la ambulancia, por lo que pedí al operador del CECOM que la haga frenar para encontrarnos (en dicha esquina). Descendí corriendo y entregamos a la nena y su mamá. Yo me tuve que volver porque había dejado solas a mis nenas (de un año y medio y seis años) en mi casa, con mis vecinos”.
“En ese momento uno se enfoca en la nena, pensando en que no podía respirar, estaba morada, hasta que pudimos lograr que respire”, agregó el oficial, quien dijo que es la primera vez que le toca hacer RCP a un bebé. “Yo tengo una nena de un año y medio, es muy difícil, uno la ve y se imagina que puede ser su hijo y eso es lo que más te duele en el momento. Después peor, viene la angustia, el nerviosismo, cuando uno llega a casa y encuentra a sus hijos. Son momentos difíciles, después que le dimos de comer a las nenas (sus hijas), las hicimos dormir. Volví al hospital, pude ver a la nena que estaba bien de salud, estuve con el padre y está muy bien la nena ahora, es hermosa”.
A modo de cierre, destacó la gran labor de su esposa, “es una genia, me ayudó en todo momento, estuvimos hablando, muy nerviosos, lloraba por el tema que nosotros tenemos dos nenas, justo la nena se llama Luz, igual que una de nuestras hijas, y nos puede pasar a nosotros, le puede pasar a cualquiera y es bueno que alguien te pueda dar una mano. Todo el mundo tendría que saber RCP, aunque sea el mínimo conocimiento, nosotros siempre nos preparamos.
Y destacó: “Con los años uno va aprendiendo, con experiencia, siempre hay profesionales que vas conociendo, que te explican. Estamos en un momento distinto, jamás se vivió una situación como la que estamos pasando hoy en día (por la pandemia), muy agradecidos con los vecinos porque pensaron en nosotros, porque llegaron hasta mi casa y golpearon mi puerta, eso me alegra muchísimo”.