La diferencia salarial entre varones y mujeres en el sector formal es del 2,8%. En el otro extremo se ubica, Comodoro Rivadavia, con un 47,3% de brecha salarial.
La brecha salarial entre hombres y mujeres en el aglomerado Santa Rosa-Toay es la menor de país y alcanza sólo al 2,8%, según el Observatorio de Género del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). En la otra punta se ubica, Comodoro Rivadavia donde la diferencia salarial se ubica en el 47,3%.
La explicación a la realidad local es que el tipo de actividad económica que se desarrolla en cada ciudad es determinante para la brecha. «Entendemos que en Santa Rosa sucede que la segmentación horizontal está más equilibrada. la distribución de tareas o de tipos de actividades donde se insertan las mujeres es más equilibrada que con los varones», aseguró Maria Ruíz Elvira, parte del Observatorio de Género de CEPA. En Santa Rosa-Toay la actividad que prevalece es el comercio, la enseñanza y administración pública donde la cantidad de varones y mujeres es similar.
«En Comodoro Rivadavia, donde la brecha es la más alta, con el 47,3%, lo explica la actividad económica que caracteriza que es la minería. La minería es una actividad masculinizada, y muy bien paga. Las mujeres de Comodoro trabajan, en su mayoría, en enseñanza, servicios públicos, salud, y en términos económicos lo que más paga es la minería. Cuando se compara, y al tener salarios más altos los varones, la brecha crece porque la actividad principal es la minería», detalló.
En el informe, el Observatorio indicó que para diagnosticar los motivos de estas asimetrías territoriales, «resulta útil poner la lupa en otro de los fenómenos que contribuyen a las inequidades estructurales del mercado de trabajo como es la participación que tienen las mujeres en determinadas ramas de actividad económica».
«Históricamente, cuando las mujeres acceden al mercado de trabajo, que como hemos visto lo hacen de manera limitada, se incorporan mayoritariamente en determinados sectores. Suelen tener mayor representación en aquellos relacionados a tareas de cuidado, que son a su vez, los menos dinámicos y con remuneraciones más bajas», precisó.
Algunos datos que grafican el fenómeno: durante el tercer trimestre de 2022, las mujeres explicaron el 72,8% del sector «Enseñanza» y un 67,9% del empleo en servicios sociales y de salud. El caso más ilustrativo de este fenómeno es el trabajo en casas particulares, sector en el cual las mujeres explican el 96,3% del empleo. No casualmente, este sector es de los peores remunerados y de mayor informalidad de la economía.
La sobrerrepresentación de mujeres en determinados sectores de la economía tiene como contracara la baja participación en otros. Por ejemplo, en la Construcción y en las Actividades Primarias las mujeres explican solamente un 3,6% y un 22,8% respectivamente. En la misma línea, la industria manufacturera por su parte tuvo una representación del 33,1% de mujeres durante el mismo período. Es importante resaltar que estos sectores son los primeros en generar empleo frente a un escenario de crecimiento económico y generalmente no exigen niveles altos de capacitación y formación.
«Es necesario continuar profundizando el sendero de crecimiento de la actividad económica, para poder seguir mejorando los niveles de empleo e ingresos de la sociedad en su conjunto. Hemos demostrado a lo largo de este apartado que sólo con la recuperación económica no alcanza, pero también hemos aprendido con el macrismo que sin ella las desigualdades y las inequidades se profundizan», añadió el análisis.
«Debemos cuidar lo conseguido y avanzar hacia la implementación de políticas sectoriales y transversales que impulsen el ingreso de mujeres y diversidades a los sectores con mejores salarios, el acceso a puestos con poder de decisión y fundamentalmente políticas públicas que promuevan y permitan que las tareas de cuidados sean redistribuidas, dado que, como veremos a continuación, no recaen del mismo modo en varones y mujeres», completó.
En términos generales, «las mujeres siguen teniendo menor tasa de actividad, mayor desocupación, y cuando acceden al trabajo, lo hacen en empleos de menor calidad y en sectores de menor ingreso». Y en el caso de las personas jóvenes, las mujeres «presentan una tasa de desocupación de 16,6 por ciento contra 14,3 por ciento en los varones». «las mujeres siguen teniendo menor tasa de actividad, mayor desocupación, y cuando acceden al trabajo, lo hacen en empleos de menor calidad y en sectores de menor ingreso».