Referentes de agrupaciones sociales y vecinos se reunieron esta tarde en la plaza San Martín para conmemorar el Día Internacional de los Derechos Humanos, en una jornada marcada por críticas al rumbo político y económico del gobierno nacional. Desde las 19, los participantes desplegaron banderas alusivas y conversaron con quienes transitaban por el centro santarroseño.

Víctor Giavedoni, integrante del Movimiento Popular Pampeano por los Derechos Humanos, destacó el sentido histórico de la fecha y subrayó la necesidad de hablar de derechos humanos “en un sentido integrado”, abarcando vivienda, salud, educación y empleo. Señaló que muchos de los presentes —jubilados, universitarios, personas con discapacidad— se sienten directamente afectados “por las políticas de este Gobierno nacional”.

Sostuvo que el ajuste aplicado por el presidente Javier Milei golpea la dignidad de amplios sectores sociales. “Podemos sentirnos dignos, pero si no tenemos un techo, un salario que permita alimentar a nuestras familias o acceso a servicios básicos, es muy difícil sostener esa dignidad”, afirmó.

Giavedoni recordó que, con el regreso de la democracia, el Estado argentino “protegía o garantizaba” los derechos humanos, mientras que hoy “se los estigmatiza o se los considera innecesarios”. Cuestionó la falta de inversión en infraestructura y servicios esenciales en los últimos dos años y criticó la búsqueda de financiamiento externo en lugar de fortalecer la producción y las políticas sociales. “Se privilegia la timba financiera y la fuga de dólares, mientras al pueblo se le pide esfuerzo”, remarcó.

Consultado sobre el nuevo escenario político nacional, advirtió que existe “un avance de la derecha y de discursos deshumanizantes” que promueven la autosuficiencia individual sin considerar la función social del Estado. Ejemplificó que obras como el acueducto hacia General Pico “son el Estado en acción” y resultan indispensables para garantizar derechos básicos como el acceso al agua potable.

En los intercambios con vecinos, señaló que muchos están desbordados por la situación económica y concentrados en llegar a fin de mes. Relató el caso de un taxista que justificaba la ausencia del Estado mientras analizaba trabajar 16 horas para compensar el aumento del combustible. “Eso altera la calidad de vida de las personas. La gente no tiene tiempo de luchar ni de debatir lo que le está pasando”, concluyó.