En el último día del juicio oral y público, el fiscal Cristian Alejandro Ramón Casais pidió la pena de prisión perpetua para Marcelo Darío Agüera, al acusarlo de homicidio doblemente calificado por la relación de pareja y por femicidio, en el marco de la ley 26485 de Protección Integral contras las Mujeres, en perjuicio de Mirta Inés Fetter.
La querella, ejercida por la Secretaría Provincial de la Mujer, Género y Diversidad –a través de sus abogadas Flavia Yanet Rubín y Silvana Andrea Abraham–, adhirió a la postura del Ministerio Público Fiscal; mientras que la defensor oficial Mariel Annecchini –que estuvo acompañada por su par Antonella Marchisio– alegaron por la inocencia del imputado y solicitaron su absolución.
El Tribunal de Audiencia, integrado por la jueza Alejandra Ongaro y los jueces Gastón Boulenaz y Andrés Olié, dará a conocer la sentencia el martes 25 al mediodía.
Apenas iniciado el alegato fiscal, Agüera pidió retirarse del recinto. “Me quiero retirar, esto no me hace bien”, dijo el imputado ante la presencia, por primera vez en el debate, de la madre de Fetter, Angélica Villar, y un hermano. Después, al final de la audiencia, cuando se le concedió la última palabra, el acusado volvió y manifestó: “Desde un primer momento dije la verdad. Sería incapaz de levantarle la mano a una mujer. Estoy a favor de la mujer y la justicia (sic)”.
“Un golpe principal”
¿Cuál fue el hecho investigado? De acuerdo a la acusación, el 7 de enero de este año y estando en su casa del barrio Los Hornos, Agüera golpeó a Fetter en la cabeza, y en otras partes del cuerpo, y como consecuencia de esas lesiones la mujer falleció el martes 11.
“El hecho se probó con suficiencia –comenzó manifestando Casais–. Después de estar el 6 de enero en la casa de Agüera, y habiéndose quedado a dormir, al otro día quiso irse, el imputado se negó y se produjo una discusión. En ese momento ocurrieron los golpes. Hubo uno principal, con un elemento que no pudo ser encontrado. Fue un golpe con o contra, según explicaron los médicos. Ese golpe principal le produjo un gran sangrado en la parte derecha de la cabeza, lo que le generó un cierto grado de amnesia o confusión. Por eso la víctima recién comenzó a contar que había sido golpeada a partir del sábado 8”.
En ese sentido, el fiscal resaltó que tres testigos aseguraron que Fetter les relató que había sido golpeada. “Al enfermero de Sanidad Policial, Héctor Gabriel Sander, le dijo que la habían golpeado; al médico neurocirujano Mauricio Tellechea le contó varias veces que había sido su novio; y a su madre (Villar) directamente le expresó que Agüera la había golpeado en la cabeza y en el piso “.
Casais manifestó que “a nadie le cerró que ese golpe principal pudiera ser producto de una caída” y enumeró las distintas versiones que dio Agüera sobre lo ocurrido. “Primero dijo que Mirta se había golpeado contra el borde de una estufa; en una entrevista periodística afirmó que se desvaneció en la puerta de la cocina; y a una amiga le relató que se había descompensado porque no había comido”.
El Ministerio Público Fiscal, al describir la atención que la víctima recibió en los hospitales de Toay y Santa Rosa, descartó una mala praxis médica, y enfatizó que la causa de la muerte fueron los golpes que le dio Agüera. Incluso remarcó que Fetter estuvo 72 horas en observación en el hospital Lucio Molas –antes de darle el alta el lunes 10–, a pesar de que el protocolo fija 48.
En ese contexto, Casais calificó como “sumamente importante el testimonio de la médica (forense) Romina Meneguzzi porque realizó una evaluación integral, ya que accedió a fotos y a la historia clínica, intervino como perito y participó de la autopsia”. Ella habló de “un traumatismo cráneo-encefálico con un resangrado del golpe inicial y dijo que el desenlace era inevitable”. Con respecto a la cirrosis en el hígado de Fetter, por sus problemas de alcoholismo, señaló que “pudo ser un elemento coadyuvante, pero no determinante”.
En el tramo final de su alegato, Casais aseguró que Agüera actuó con “dolo de matar” o con “dolo eventual, ya que sabía las consecuencias previsibles del darle un golpe en la cabeza”. Dio por probada la relación de pareja diciendo que la víctima tenía agendado a Agüera como ‘amor’ en su celular y que Agüera, al llegar en un taxi a su casa, la llamó ‘amor’ a ella. “Era una relación de escasos días, pero relación al final”, indicó. Y además habló de femcidio como una agravante porque existía “una relación asimétrica de poder, a tal punto que hubo testigos que habiendo atendido a Mirta en el hospital de Toay indicaron que se trababa de una mujer vulnerable”.
La querella adhirió a los fundamentos del Ministerio Público Fiscal, planteó una mirada del hecho con “perspectiva de género” y afirmó que la decisión de querer irse de la casa, “desencadenó una reacción brutal” por parte de Agüera. “Este señor la percibió (a Fetter) como algo de su propiedad”.
“No hay modo de vincularlo”
Por su parte, Annecchini abrió su alegato afirmando que “quedó sumamente acreditada la inocencia de Agüera”, e inmediatamente apuntó a cuestionar la actuación inicial de la fiscalía ya que “jamás aplicó el protocolo previsto para casos de violencia de género” y “solo empezó a movilizarse y a mostrar afán investigativo el día que Fetter murió”; aludiendo a que el segundo allanamiento a la vivienda del imputado se realizó el martes 11.
Agregó que “en ningún momento se analizó el hecho con perspectiva de género, ya que no se le dio intervención a la Unidad Funcional de Género; la fiscalía no concurrió a ver a la víctima al hospital mientras estaba viva; y tampoco a nadie se le ocurrió llamar a una psicóloga a sabiendas que era una mujer vulnerable”. Por eso enfatizó en que el M.P.F. “fragmentó la prueba”.
“Para acusar hay que tener certezas, y más en un caso donde se pidió una pena de prisión perpetua –remarcó Annecchini–. Pero los informes de la Agencia de Investigación Científica fueron poco claros y no ofrecieron ninguna certeza. Tampoco se supo con qué se golpeó Mirta. Sí que fue con un elemento, pero no con cuál. La fiscalía no acreditó el golpe, ni si le pegó y tampoco con qué le pegó. Lo que pasó fue que Fetter se descompuso y se cayó. Por eso no saben decir con qué la golpeó (Agüera)”.
En otro tramo del alegato, la defensa hizo hincapié en que varios testigos –personas que vieron y atendieron a Fetter poco después del hecho– declararon que la víctima, estando lúcida, les aseguró que se había golpeado.
La defensa aseguró que “algo falló en el abordaje clínico” de la mujer, porque “los dos médicos que la oyeron decir a Fetter que le habían pegado, debieron cumplir con la ley 26485 e informar esa situación. En ese momento Mirta estaba lúcida y, si hubiera intervenido la Unidad Funcional de Género, hubiese podido eventualmente corroborar esas palabras. Pero no lo hicieron. Por eso digo que en este caso las dudas sobran. ¿Por qué no avisaron si estaban obligados a conocer la ley?”
Por todo ello, Annecchini concluyó que “no puede imputársele a Agüera la muerte de Fetter. No hay manera de vincularlo. Tampoco se demostró que le haya pegado, ni se supo con qué le pegó. El fiscal debió identificar el elemento con el que le pegó porque sino se afecta el derecho de defensa. Si hasta el médico Tellechea dijo que no se esperaba que se muriera por la lesión que había sufrido”.
A continuación explicó porqué –a su modo de ver– Fetter falleció. “Ella ingresó al hospital de Toay el 7 con un trauma leve, a tal punto que en un primer momento la fiscalía habló de lesiones leves, no formalizó a Agüera y dispuso su libertad. Es decir que todo indicaba que no era un caso de gravedad. Inclusive los policías que primero llegaron a la casa dijeron que no había signos de violencia ni marcas de arrastre. Incluso la propia víctima había evolucionado bien y por eso le dieron el alta”.
¿Por qué entonces ocurrió el desenlace fatal?, se preguntó la defensora oficial. “Por sus condiciones patológicas preexistentes a partir del consumo de alcohol –se respondió–. Ella tenía enolismo crónico. Sin embargo, una vez que recibió el alta, fue a su casa, almorzó con sus padres y como le dolía la cabeza se tomó dos Bayaspirina, una medicación que estaba contraindicada porque podía generarle un sangrado, que fue lo que ocurrió. Y acá hay que ver también si, al recibir el alta, le dieron o no a la mamá las pautas de alarma. Según ella, un médico solo le dijo que debía volver con su hija al otro día. Los médicos declararon que le dieron las pautas en forma verbal, pero otros testigos aseguraron que ellas deben quedar registradas en la historia clínica”.
Finalmente, además de la absolución, Annecchini requirió que se le reemplace a Agüera la prisión preventiva por un arresto domiciliario y planteó la inconstitucionalidad de la prisión perpetua. La fiscalía y la querella rechazaron esos pedidos y Casais habló de un peligro de fuga del acusado a sabiendas de la pena que potencialmente podrían dictarle.