Primero ingresó a los vestuarios del club Cochicó, en Victorica, para sustraerle un celular y dinero a un futbolista que estaba entrenando y, al otro día a la noche, se llevó alrededor de 25.000 pesos de una billetera que estaba adentro de un auto.
Por esos dos hechos, el juez de control de esa localidad, Carlos Espínola, condenó a Claudio Andrés Alcorta a diez meses de prisión de cumplimiento efectivo, por ser autor del delito de hurto simple en dos ocasiones y en concurso real y, además, le mantuvo la condición de reincidente. Además el magistrado dispuso la devolución del teléfono y del dinero a los damnificados
El fallo fue dictado como consecuencia de un acuerdo de juicio abreviado presentado, en forma conjunta, por el fiscal Enzo Paolo Rangone, la defensora oficial María Soledad Trímboli y el propio imputado, un hombre de 40 años en situación de calle y con instrucción universitaria incompleta.
A principios del mes pasado, el miércoles 2, Alcorta ingresó a la noche a los vestuarios de Cochicó –que estaban sin llave– y sustrajo de la mochila de un futbolista menor de edad un celular y 2.000 pesos. Durante un allanamiento al domicilio de una hermana, el aparato fue hallado “dentro de un trapo blanco, junto con 3.800 pesos, que se encontraban escondidos dentro de una pila de ladrillos ubicada en el patio”, detalló Espínola. Previamente, la policía había observado, a través de una ventana, cómo el acusado manipulaba los ladrillos.
“Haber hallado en poder del imputado, y de entre una pila de ladrillos el celular cuya sustracción se había denunciado dos días antes, junto al reconocimiento realizado por él me persuadieron de que efectivamente el celular y los 2.000 pesos de dinero, los sustrajo aprovechando que los vestuarios del club Cochicó se encontraban sin llave, y no como expresara en su indagatoria, que lo encontró tirado en la calle”, señaló Espínola.
“Esa afirmación, efectuada como defensa material, no pudo ser corroborada ni tampoco se condijo con el hecho de proceder a ocultar en una pila de ladrillos un teléfono supuestamente encontrado en la vía pública”, acotó.
A su vez, a la noche siguiente, Alcorta sustrajo de adentro de un Chevrolet Aveo, que estaba estacionado junto a un carrito de comidas, una suma cercana a los 25.000 pesos.
“La circunstancia de haber concurrido el imputado el jueves 3 al carrito a comprar un súper pancho, considero que fue el momento utilizado por Alcorta para proceder a sustraer sin ejercer violencia el dinero que se encontraba dentro del vehículo (…) El hecho de encontrar debajo de la pila de ladrillos el importe de 24.000 pesos, además del reconocimiento efectuado por él, junto a la evidencia precedentemente mencionada, me persuadieron de que efectivamente el delito de hurto fue debidamente probado”.
Alcorta había sido condenado por última vez, en otro abreviado, el 11 de abril de 2021. En esa ocasión, el juez de control santarroseño, Carlos Chapalcaz, le impuso una pena de un año y tres meses de prisión de cumplimiento efectivo por dos hurtos agravados por escalamiento.
En los juicios abreviados, los jueces y juezas no pueden imponer sanciones más severas que las requeridas por el Ministerio Público Fiscal, ya que así está previsto en el artículo 369 del Código Procesal Penal de La Pampa.
25 DE MAYO: ENCUBRIMIENTOS, ANTECEDENTES Y PRISIÓN EFECTIVA
La jueza de control de 25 de Mayo, Daniela Johana Martínez, condenó a un hombre a seis meses de prisión efectiva por dos hechos de encubrimiento, pero debido a sus antecedentes le revocó una pena anterior en suspenso y le unificó ambas en una pena única de tres años de prisión de cumplimiento efectivo.
Con las pruebas reunidas durante la investigación fiscal preparatoria se demostró que Facundo Nahuel Fernández, de 27 años, se había apoderado ilegítimamente de un celular y de un televisor Smart de 32 pulgadas ya que ambos objetos fueron hallados en su casa durante dos allanamientos realizados entre fines de agosto y principios de este mes.
La sentencia de Martínez homologó el acuerdo de juicio abreviado que habían alcanzado la fiscala Eugenia Paola Bolzan, la defensora oficial Nydia Conde y el propio acusado, quien aceptó su culpabilidad.
En uno de los legajos se acreditó que Fernández tenía en su domicilio un celular marca Motorola que había sido denunciado por una mujer como robado. En el otro se le halló el televisor de 32 pulgadas que había sido denunciado también como robado por un hombre, al que le sustrajeron de su departamento –además– una máquina de cortar el pelo, una olla Essen, tres pantalones y una campera.
Si bien las partes convinieron que Fernández sea condenado a seis meses de prisión efectiva por los dos encubrimientos, también pidieron que esa pena sea unificada con otra en una pena única de tres años de cumplimiento efectivo. Ocurrió que el acusado había sido condenado en Río Negro, de donde es oriundo, a tres años de prisión en suspenso por los delitos de robo simple en grado de tentativa, robo con escalamiento, robo con escalamiento en grado de tentativa, robo simple y hurto con escalamiento en grado de tentativa.