Tras el anuncio del salvataje financiero de 20.000 millones de dólares del Tesoro de Estados Unidos a la Argentina, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, reveló públicamente algunos de los términos políticos y económicos del acuerdo alcanzado con el gobierno de Javier Milei: el compromiso de “dejar a China afuera” de las relaciones comerciales estratégicas y permitir la entrada de empresas privadas estadounidenses para explotar tierras raras y otros recursos naturales.
“Argentina será un ejemplo para la región”
En declaraciones a Fox News, Bessent sostuvo que el plan económico libertario “necesitaba estabilidad”, y que el rescate busca “convertir a la Argentina en un ejemplo de disciplina económica para el resto de América Latina”.
“Milei ha hecho lo correcto. Quiere romper 100 años de malos ciclos y es un gran aliado para Estados Unidos. Está comprometido a dejar a China fuera de Argentina”, afirmó el funcionario, quien además subrayó que Washington “no quiere que Argentina se convierta en una nueva Venezuela”.
Según el secretario del Tesoro, la decisión de acelerar la asistencia también estuvo vinculada al contexto internacional:
“Anoche China implementó nuevos controles sobre tierras raras. Argentina es rica en esos minerales y en uranio, y creemos que hay un compromiso firme para que empresas estadounidenses participen en su desarrollo”.
Críticas desde el ámbito económico
El premio Nobel de Economía Paul Krugman cuestionó duramente el rescate en una columna publicada en medios internacionales. Según el economista, la maniobra “no tiene justificación económica ni política”, y estaría orientada más a favorecer a fondos de inversión cercanos al Tesoro estadounidense que a ayudar a la economía argentina.
“La operación de Bessent no busca salvar a Argentina, sino a sus amigos de los fondos de cobertura. Es un rescate encubierto, no una política de cooperación”, sostuvo Krugman.
El acuerdo entre ambos gobiernos deja en evidencia la dependencia geopolítica del programa económico de Milei respecto de Estados Unidos, a la vez que profundiza el distanciamiento de China, principal socio comercial de Argentina durante la última década.