El papa Francisco planteó ayer que su eventual renuncia “no es una catástrofe” ya que “se puede cambiar de Papa y no es un problema”, aunque descartó que esté pensando en una dimisión en el corto plazo.
“No creo que pueda seguir con el mismo ritmo de viajes que antes”, reconoció el Pontífice en conferencia de prensa a bordo del avión papal con los periodistas que lo acompañaron a la gira de seis días por Canadá, entre ellos un enviado de Télam.
“A mi edad y con esta limitación debo ahorrar un poco para servir a la Iglesia o, por el contrario, pensar la posibilidad de hacerme a un lado. No es una catástrofe, se puede cambiar de Papa, no es un problema”, enfatizó Jorge Bergoglio, de 85 años y que en este viaje utilizó por primera vez una silla de ruedas para la mayoría de sus desplazamientos a causa de la lesión que arrastra en su rodilla derecha.
Para el Papa, ante la hipótesis de una renuncia, “la puerta está abierta, es una de las opciones normales, pero hasta hoy no la he usado”.
“No he pensado en esta posibilidad. Pero esto no quiere decir que pasado mañana no lo piense. Este viaje fue un poco el test. En este estado no se pueden hacer viajes, hay que cambiar el estilo, quizás pagar las cuentas de los viajes pendientes”, reconoció.
El Papa, que recorrió casi 20.000 kilómetros en menos de una semana, se ayudó de un bastón para los desplazamientos en espacios cerrados y usó una silla de ruedas para trayectos al aire libre.
“Buscaré seguir haciendo viajes y estar cercano a la gente, porque creo que la cercanía es un modo de servir”, agregó luego en referencia a posibles viajes. Entronizado en 2013, el Papa hizo ya 37 viajes fuera de Italia.
En ese marco, el Papa se refirió a algunos de sus posibles viajes en el futuro y repitió su intención de ir a Ucrania y hacer efectiva la visita a la República Democrática del Congo y a Sudán del Sur que tenía prevista a inicios de julio y debió posponer para no comprometer la recuperación de la rodilla.