Según un informe del Observatorio de Deuda Social de la UCA sobre el tercer trimestre de 2019, la pobreza en Argentina alcanzó un 40, 8 % de la población. Se trata del porcentaje más alto de la última década y concluye la gestión de Mauricio Macri con 2,8 millones de nuevos pobres en el país. Con estos números, 4 de cada 10 argentinos son pobres y totalizan 16 millones.
“La pobreza afecta con más intensidad a los segmentos sociales de trabajadores marginales y el de obreros y empleados, así como a los hogares del conurbano bonaerense” señala el informe. Y detalla que: “La pobreza también afecta más fuertemente a los niños y adolescentes de 0-17 años y a los jóvenes de 18 a 29 años, y en menor medida a la población de 60 años y más”. Estos indicadores advierten que casi el 60 % de niños/as y adolescentes viven en hogares con ingresos por debajo de la línea de pobreza.
Respecto a la indigencia, los números del informe son alarmantes, se calcula que un 6,5% de los hogares y un 8,9 % de las personas se encuentran afectados por la indigencia. La variable mostró una fuerte suba con respecto al 2018 y al 2017, alcanzando los valores más elevados de la década.
Estos datos se sustentan en las mediciones de pobreza por ingreso aunque también se midió en base a datos multidimensionales como la alimentación, salud, servicios básicos, vivienda digna y educación, entre otros.
El informe de la UCA, afirma también que: “Tanto la desigualdad persistente como la pobreza estructural son resultado de un modelo económico-productivo desequilibrado con efectos de exclusión, marginalidad y desigualdad a nivel socio-cultural, socio-demográficos y socio-ocupacionales”.
Y remarca que: “Aunque se expanda la economía vinculada al sector externo (condición necesaria para el crecimiento), no ocurren “derrames” hacia los sectores menos dinámicos sino hay políticas activas redistributivas y de desarrollo productivo local-regional hacia el sector informal y el mercado interno”.
De cara al futuro, el informe indica que. “Un cambio de rumbo estructural no sólo necesitará de fuertes inversiones e impulso a las exportaciones, sino también de políticas que reactiven el mercado interno, apoyen a las micros empresas y mejoren su productividad”.