Las lluvias de los últimos días volvieron a poner en evidencia las falencias estructurales que afectan a gran parte del sector productivo del norte bonaerense y otras regiones de la cuenca del río Salado. Desde la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) reclamaron medidas urgentes y exigieron al Gobierno nacional que declare zona de desastre a toda el área productiva de la región.
“El campo aporta divisas, paga impuestos y trabaja con esfuerzo. Sin embargo, las obras que necesita para evitar estas tragedias nunca se hacen”, expresó Marcelo Rodríguez, dirigente rural y actual vicepresidente segundo de Carbap. La situación más crítica se registró en zonas como Chacabuco, Zárate y Lincoln, donde el desborde del Salado anegó campos, rutas, caminos rurales y viviendas.
Según describió Rodríguez, muchas áreas están completamente bajo el agua, con animales atrapados en medio de los anegamientos. “Lo más doloroso es ver a las vacas con el agua hasta el pecho. Por suerte no estamos en época de parición, porque el impacto habría sido devastador”, lamentó.
Consecuencias productivas y sociales
El dirigente enfatizó que la emergencia no solo afecta a la producción agropecuaria, sino también a las comunidades rurales: familias aisladas, escuelas rurales cerradas, caminos destruidos y rutas colapsadas. “Los pronósticos ya habían anticipado lluvias intensas y sin embargo no se tomaron medidas preventivas”, denunció.
Rodríguez también señaló la paralización de obras claves. “Durante la sequía, que fue el momento ideal para avanzar con canalizaciones y dragados, se perdió la oportunidad. Hoy estamos pagando esas omisiones”, advirtió.
Pedido de zona de desastre y audiencia con autoridades
Carbap anticipó que en los próximos días elevarán un pedido formal a las autoridades provinciales y nacionales para declarar zona de desastre a toda la cuenca del Salado, además de solicitar audiencias urgentes para discutir medidas de asistencia al sector productivo y a la población afectada.
“El presupuesto para infraestructura ronda los 20 mil millones de dólares, pero existen líneas de crédito internacionales que podrían aprovecharse. Lo que falta es decisión política”, agregó.
Desde Carbap aseguran que, si no se actúa con celeridad, las consecuencias se seguirán repitiendo. “Esto no es nuevo. El problema es que siempre estamos reaccionando tarde”, concluyó Rodríguez.