En los primeros cuatro meses de 2025, la inversión externa directa registró un saldo negativo de 1.789 millones de dólares, profundizando la salida de divisas del país. Si se suman los movimientos de diciembre, el rojo acumulado en cinco meses asciende a 3.000 millones, reflejando un escenario de repatriación de capitales y escasa confianza real en el modelo económico.
A pesar del respaldo discursivo del Fondo Monetario Internacional, de cámaras empresarias como AmCham y del denominado “círculo rojo”, las cifras muestran que las grandes compañías extranjeras —especialmente del rubro petróleo y gas— están retirando más divisas de las que ingresan. Así lo señaló la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), con datos del Banco Central.
Retroceso en inversión
“La inversión externa directa, lejos de aliviar la restricción externa, está demandando dólares por repatriación de capitales”, advierte FIDE. Entre 2021 y 2024, el primer cuatrimestre había cerrado con saldos positivos en torno a los 200 millones de dólares por año. El contraste con 2025 es notorio.
Además de la fuga de capitales corporativos, también se aceleró la demanda de divisas por parte del público. En el primer mes sin restricciones cambiarias, se compraron más de 2.000 millones de dólares, acelerando el drenaje de las reservas del préstamo de 20.000 millones del FMI al gobierno de Javier Milei. Sin un esquema claro de repago, el modelo actual reproduce las condiciones que llevaron al colapso del endeudamiento durante la gestión de Mauricio Macri.
Más importaciones, menos divisas
El atraso cambiario, la baja de aranceles y la desregulación comercial generaron un auge de importaciones sin una contrapartida sólida en exportaciones. En el primer cuatrimestre del año, las importaciones crecieron un 35,6% interanual, mientras que las exportaciones lo hicieron apenas un 5,8%. Si se mide en cantidades, la brecha es aún mayor: 44,7% contra 5,2%. Como resultado, el superávit comercial cayó de un promedio de 1.575 millones mensuales en 2024 a apenas 241 millones en lo que va de 2025.
El turismo también se transformó en una vía crítica de salida de dólares. En abril, el déficit del sector servicios fue de 1.161 millones, impulsado principalmente por egresos por turismo y consumos con tarjeta en el exterior, que representaron 863 millones. Este fenómeno se relaciona con la apreciación del peso, que abarató los viajes fuera del país y encareció a la Argentina para los turistas extranjeros.
La deuda como única estrategia
Según el diagnóstico de FIDE, la sostenibilidad del actual esquema económico depende exclusivamente de la posibilidad de bajar el riesgo país y volver a colocar deuda en los mercados internacionales. Los vencimientos previstos son alarmantes: 20.000 millones de dólares en 2026 y más de 25.000 millones anuales hasta 2031.
Mientras tanto, el Gobierno prioriza mostrar superávit fiscal como única señal a los mercados, sin avanzar en una estrategia productiva que apueste al desarrollo, la innovación o la generación genuina de divisas.
Un consumo fracturado
El impacto de estas políticas ya se refleja en el consumo: mientras las ventas de bienes durables —como autos, electrodomésticos y propiedades— crecen más del 30% interanual, el consumo masivo de alimentos y medicamentos está estancado. “Esta disociación se explica por una distribución regresiva del ingreso, donde los sectores con capacidad de ahorro se ven beneficiados por la valorización financiera, y los sectores de ingresos fijos pierden poder adquisitivo”, concluye el informe.