El Presidente sostiene que habrá condiciones para hacerlo cuando se termine de sanear el balance del BCRA. Luis Caputo se reunió con Georgieva y Yellen en busca de avanzar en las negociaciones.
Mientras admite que por ahora no están dadas las condiciones para levantar el cepo cambiario, el presidente Javier Milei dice que “seguramente” antes de fin de año llegará el nuevo acuerdo con el FMI, por el cual el organismo liberaría plata fresca para la Argentina.
El mercado se viene preparando para el día en que se dejen de lado las restricciones cambiarias. Milei también envía señales a los acreedores, al sostener que lo último que dejará de hacer es pagar la deuda.
Parece una buena intención del gobernante de un país que batió récords mundiales en cesantías de pago y al que el mundo financiero califica de “defaulteador serial”.
“Al cepo lo estamos empezando a velar, pero todavía no sabemos cuánto durará el velatorio”. La frase circula en la Casa Rosada y refleja que, más allá de la negativa del ministro Caputo a fijar una fecha, el tema está siendo analizado en las más altas esferas gubernamentales.
“Caputo tiene en carpeta levantar el cepo en el primer trimestre del 2025, tras cerrar un nuevo acuerdo con el FMI, pero no lo dirá hasta que llegue el momento oportuno”, es la lectura que hacen algunos economistas que mantienen reuniones periódicas con el jefe del Palacio de Hacienda.
Por qué Caputo nunca adelantará una fecha: porque no quiere que exportadores e importadores especulen con ese dato clave, el más buscado por los inversores.
Milei tiene muy claro que las inversiones no despegarán si no se eliminan las restricciones cambiarias. De hecho, las inversiones muestra una caída superior al 20%, según el último informe de la consultora de Orlando Ferreres.
La idea es llegar a elaborar un cóctel que reúna el acuerdo con el FMI por dólares frescos, la recuperación de la economía y la próxima cosecha de soja.
En abril último, ejecutivos del JP Morgan estuvieron en la Argentina y se llevaron información de primer nivel que también manejan otros grandes bancos de inversión.
La impresión más clara que se llevaron es que la apertura del cepo cambiario será en etapas. Por ahora, la prioridad será el pago de importaciones y con la vigencia del impuesto PAIS, aunque con una alícuota más baja a partir de septiembre.
En este segundo semestre, se espera que el Gobierno suelte en forma más gradual dólares a las empresas que deban pagar insumos y bienes terminados al exterior.
Otras transacciones que demandan divisas, como el pago de regalías y utilidades al exterior, seguirán bajo llave o se pospondrán con nueva deuda del Banco Central.
Para bancos de Wall Street, la atención se centra en que continúe la tendencia a la baja de la inflación, con la meta aún no explicitada de alcanzar un logro de alto impacto: que el INDEC detecte una inflación cercana a cero hacia el último trimestre del año.
“Mi objetivo es alcanzar la inflación cero”, confirmó Milei en una reciente entrevista. La definición pasó algo desapercibida en medio de sus diatribas e insultos contra la oposición y algunos economistas. Desapercibida para la opinión pública, no para quienes tomar decisiones de inversión a diario.
Analistas creen que la jugada del Banco Central de mantener la tasa en niveles del 40% va en línea con esa estrategia. Caputo y su hombre en el Banco Central, Santiago Bausili, consideran que las tasas positivas se podrán lograr hacia la última etapa del año porque tienen la expectativa de que el costo de vida caerá hacia niveles que no se ven en la Argentina desde la convertibilidad. Es decir, hace tres décadas.
Para el exministro de Economía Alfonso Prat Gay, el Gobierno por ahora se aferrará al cepo cambiario, las retenciones y el impuesto PAIS. La declaración no cayó bien en el Gobierno, desde donde recuerdan que la experiencia de Mauricio Macri de levantar las restricciones cambiarias apenas asumió en 2015 terminó mal y, antes de irse, debió reimplantarlo. “Parece que algunos no entienden lo que pasa en la Argentina”, disparan desde la Casa Rosada.
Incluso, Milei va más allá. Asegura que quienes pretendían que levantara el cepo apenas asumió en realidad buscaban que su gobierno terminara rápido y mal. “Me quisieron desatar una hiperinflación, y que en enero me tuviese que ir”, asegura el presidente libertario. “Nos querían ver fracasar a pocos días de asumir”, abunda.
En medio de la lógica oficial, el Gobierno considera que se dio un gran paso con el canje de los bonos garantizados mediante el esquema de los puts.
Y en el marco del plan “Paso a Paso”, el Banco Central eliminó una norma que limitaba el acceso al dólar financiero a aquellas personas que tenían un subsidio en energía o ayuda social durante la pandemia. Además, volvió a habilitar a beneficiarios de planes sociales, o personas que hayan recibido algunas de las ayudas que ofreció el Gobierno durante la pandemia a la compra y venta de títulos valores en moneda extranjera, es decir, el MEP o el contado con liqui.
La decisión apunta a agilizar el acceso de quienes toman créditos hipotecarios a conseguir los dólares para comprar viviendas. Fue un pedido de los bancos que el Gobierno ya tenía en carpeta.
Además, el organismo decidió acortar los plazos en los que los importadores pueden acceder al mercado oficial: podrán hacerlo ahora en dos cuotas que se reducirán de 90 a 60 días. A esto se suma que desde agosto los importadores de bienes suntuarios podrán acudir al dólar oficial a los 90 días de realizada la operación.
Otra de las medidas apunta a un sector que Milei defiende a capa y espada. Los jóvenes que programan para el exterior y cobran en dólares. “Que lo sigan haciendo”, dijo Milei días atrás. Ahora, el Banco Central decidió ampliar el tope máximo que se le permite a un profesional vender sus servicios al exterior sin necesidad de liquidar esos dólares en el mercado oficial. Estaba fijado en u$s 12.000 anuales. Desde esta semana podrá ampliarse a u$s 24.000.
Milei sostiene que habrá condiciones de levantar el cepo cuando se termine de sanear el balance del Banco Central y todos los mecanismos de emisión de dinero. Y a eso suma la necesidad de contar con un buen colchón de reservas para frenar cualquier ataque especulativo. Este último punto está lejos de lograrse. Las reservas netas están en niveles negativos en alrededor de u$s 4.000 millones. Junio y Julio fueron meses muy malo para cosechar divisas.
En la vereda de los inversores, llaman la atención sobre este punto, en especial desde que el Banco Central se quedó sin la posibilidad de acumular divisas.
Caputo comparte la idea de ir de a poco, aunque reconoce -y lo dijo en una reciente entrevista- que el gradualismo afectará la liquidación de divisas. Se vio este invierno. El campo sólo liquidó lo indispensable a la espera de un dólar más alto. Y los importadores buscan comprar todo lo posible.
El próximo paso que dará el gobierno, en septiembre, es bajar la alícuota del impuesto PAIS. Es una promesa que hicieron tanto Milei como Caputo, y que fue ratificada en la reunión que el ministro mantuvo este martes con la cúpula de la Mesa de Enlace, en el marco de su visita a la Rural.
En ese encuentro reconoció que las retenciones son “muy malas” pero les pidió un poco más de paciencia a los hombres de campo, que le transmitieron su respaldo a las políticas oficiales.
La duda en el mercado es cómo jugarán todas estas especulaciones sobre el cepo cambiario y su fecha de caducidad, con la competencia de monedas que, por todas las señales que ha dado el Gobierno, goza de buena salud, aunque aún no hay precisiones sobre su implementación. Tampoco está claro si el tema agrada al FMI.
El BCRA estudia también agilizar aún más las divisas a las pymes que deban pagar anticipos de importaciones, sobre todo a proveedores de China y otras naciones asiáticas que tienen una fuerte deuda comercial creciente de 2023, y que muchas empresas comenzaron a cancelar vía contado con liqui (CCL).
Por ahora, Caputo se concentra en la baja del Impuesto PAIS. Lo eliminará a más tardar a fin de año. Este gravamen sube un 30% el precio de la divisa para ahorro y los consumos con tarjeta en el exterior.
Según el economista Carlos Melconian -quien viene siendo torpedeado por Milei-, el Gobierno enfrenta desafíos significativos como tener reservas prácticamente agotadas, un comercio exterior limitado y la necesidad de negociar con el FMI. Melconian no comparte la idea de llegar hasta principios del 2025 con el cepo. Cree que será muy difícil capitalizar el impacto del RIGI para que lleguen inversiones si las restricciones cambiarias persisten.
Pero en medio de las críticas, un paper de Melconian plantea la posibilidad de una apertura gradual del cepo a lo largo de un período que abarcaría los años 2024 y 2025. Pide establecer estrategias claras y viables, considerando tanto los compromisos de deuda pendientes como las negociaciones internacionales con entidades como el FMI y el Banco Mundial.
En una de sus tantas entrevistas televisivas, Milei desafió: “Si me ponen 15.000 millones de dólares al cepo lo abro mañana”. Habrá que ver si el Gobierno se conforma con el acceso a esos fondos, que podrían aportar el FMI y un grupo de bancos, pero recién hacia principios del año próximo.