El sector manufacturero PyME enfrenta un panorama desafiante para el próximo año. A pesar de algunas mejoras en las ventas a finales de 2024, la incertidumbre económica y los altos costos de producción continúan pesando sobre las pequeñas y medianas empresas industriales. Un reciente informe del Observatorio PyME revela que el 60% de estas firmas no tiene planes de realizar nuevas inversiones productivas en 2025. Aún más preocupante es que solo el 16% espera un incremento en la contratación de personal.
Un sector en alerta
El informe destaca que la mayoría de las empresas consultadas considera que la caída en las ventas es su principal preocupación, con siete de cada diez empresarios manifestando temor por la disminución de la demanda. Entre los factores que más afectan a la industria se encuentran el aumento de las importaciones, los elevados costos operativos y la incertidumbre sobre la estabilidad del mercado. Esta combinación de factores ha llevado a muchas PyMEs a adoptar estrategias de supervivencia, como la reducción de horas extras y la suspensión de personal.
Producción y empleo en declive
Durante 2024, la producción de las PyMEs manufactureras experimentó una caída del 10% en comparación con el año anterior, mientras que el empleo en el sector se redujo en un 6%. Aunque hubo un repunte en las ventas en los últimos meses del año, este incremento se atribuye a estrategias de liquidación de inventarios y al reemplazo de productos nacionales por importados, más que a una reactivación genuina del consumo.
Según el relevamiento, la preocupación por la apertura importadora ha crecido un 8% en los últimos cuatro meses. Esto afecta especialmente a sectores como el de muebles (89% de impacto reportado) y el textil (84%). Además, industrias químicas, plásticas, eléctricas y de autopartes también alertan sobre el impacto negativo de la competencia externa.
Expectativas para 2025
Las perspectivas para este año reflejan un clima de incertidumbre. Más de la mitad de las empresas consultadas prevén que su desempeño se verá afectado negativamente debido a la baja demanda interna y a la falta de medidas que equilibren la competencia entre productos importados y fabricación nacional. A esto se suma la apreciación cambiaria, que reduce la competitividad exportadora y limita las posibilidades de crecimiento del sector.
El informe también señala que los precios de los productos manufacturados por PyMEs continúan rezagados frente al aumento de los costos de producción, generando tensiones en la rentabilidad de las empresas. Ante este escenario, el sector sigue buscando estrategias para sostenerse en un contexto cada vez más adverso.
Con un 50% de las empresas sin expectativas de recuperación en las ventas y un 60% sin intención de invertir, la preocupación por el futuro del tejido productivo nacional se intensifica. La falta de incentivos para la producción local y la creciente fragmentación del sector podrían marcar el ritmo de la economía manufacturera en 2025.