Luego de dos años de forzada convivencia con el virus que provoca la COVID-19, desde el Ministerio se dejó en claro que si bien se recorrió un largo camino, la pandemia lejos está de haberse terminado y continúa dando batalla a la humanidad.
En ese campo de batalla el virus parece seguir llevando la delantera, y lo hace mutando y desafiando a los sistemas de salud sin discriminar países ricos o pobres. En el país y en La Pampa, actualmente circula en forma dominante la variante Delta, causante del incremento progresivo de nuevos casos. No obstante, hay jurisdicciones del país que ya están siendo afectadas por la variante Ómicron que es muchísimo más contagiosa que todas las anteriores. Tal vez sea el virus más contagioso que la humanidad haya conocido.
Como siempre se ha afirmado desde Salud, las diferentes variantes pueden afectar a poblaciones ya vacunadas, debido a la naturaleza altamente transmisible de Delta y más aún de Ómicron, lo confirma el hecho de que las personas completamente vacunadas pueden contraer el Coronavirus.
Para el Sistema de Salud resulta esperable que con el incremento del número de casos puedan internarse más personas ya que no todos los afectados y afectadas responden de la misma manera. Hay poblaciones con mayor riesgo de desarrollar enfermedad grave por este virus (personas adultas, diabéticos, obesos, oncológicos, inmunocomprometidos, entre otros).
No obstante, el aumento de casos, en el país no se incrementaron significativamente las internaciones ni las muertes, excepto en la última semana. En el caso del Hospital Garraham la estadística señala que se duplicó la internación de niños y adolescentes. Allí se comprobó que el 70% de los mismos no estaban vacunados.
Asimismo, tampoco debe sorprender que el mayor número de infectados estén vacunados ya que La Pampa tiene al 89 % de la población vacunada con primera dosis, el 85% con esquema completo, y el 23% con refuerzos. Los CDC (Centro para el Control y Prevención de Enfermedades) de EEUU comprobaron que una persona tiene 10 veces más riesgo de contraer COVID y 20 veces más probabilidades de morir por COVID si no ha sido vacunado, comparado con los que han recibido la vacuna y el refuerzo. Como se afirma actualmente “es la pandemia de los no vacunados” •
Desde Salud se consideró importante aclarar este punto ya que una interpretación sesgada y mal intencionada de estos números pueden generar una controversia que se inhabilita por la contundencia de la información científica aportada.
“Todavía hay datos que deben consolidarse y esto ocurrirá con el transcurso del tiempo, la medicina no es una ciencia resultadista es una ciencia de procesos y los mismos requieren de ese tiempo indispensable” señalan desde el Ministerio de Salud.
Como se explicó, al enfrentar una variante más transmisible la misma puede generar un crecimiento exponencial en el número de infectados con lo cual inexorablemente y dependiendo de las características individuales de la persona (edad, comorbilidades, etc.) habrá consecuentemente un mayor número de internados y eventualmente de muertes. Sin perjuicio de lo dicho la evidencia actual revela que al infectado vacunado le va mucho mejor que al infectado no vacunado o con esquema incompleto de vacunación. En la Argentina estos últimos muestran un 35% más de mortalidad por millón de habitantes.
En algunos países que sufrieron la quinta ola, en la que el número de casos aumentó (entonces delta, que era más transmisible, fue dominante), pero no se reflejó en un aumento de fallecimientos como en oleadas anteriores.
Las vacunas resultaron ser seguras y eficaces sobre todo para prevenir formas graves de la enfermedad, sin duda alguna, es la herramienta más poderosa desarrollada para combatir este flagelo. Sin embargo, no son una armadura de acero impenetrable, el ser humano se puede infectar y puede infectar a otros, aunque con menor probabilidad.
Las vacunas están evitando los casos graves de la enfermedad, disminuyen los ingresos hospitalarios y en UCI y reducen la mortalidad. Por eso hay que vacunarse, no solo para protegerse individualmente, sino para proteger al resto.
Se recordó que las vacunas son poderosas pero insuficientes en esta etapa de la pandemia, son parte de la solución.
“Ninguna medida por sí sola es perfecta para prevenir la propagación del virus. Una superposición de medidas compensa los defectos individuales y reducen significativamente el riesgo. Por eso es imperativo el uso de barbijo en lugares cerrados, ventilar los ambientes, lavarse frecuentemente las manos, consultar e hisoparse frente a síntomas, aunque estos sean mínimos, guardar aislamiento frente a síntomas, siendo contactos estrechos o casos confirmados” se reiteró.
Toda esta combinación de medidas y responsabilidades “ayudará a controlar mejor la pandemia, independientemente de la variante de turno” explicaron desde Salud previo a afirmar que la situación “es delicada”, por lo que resulta imperante ser responsables y cuidadosos.
En ese campo de batalla el virus parece seguir llevando la delantera, y lo hace mutando y desafiando a los sistemas de salud sin discriminar países ricos o pobres. En el país y en La Pampa, actualmente circula en forma dominante la variante Delta, causante del incremento progresivo de nuevos casos. No obstante, hay jurisdicciones del país que ya están siendo afectadas por la variante Ómicron que es muchísimo más contagiosa que todas las anteriores. Tal vez sea el virus más contagioso que la humanidad haya conocido.
Como siempre se ha afirmado desde Salud, las diferentes variantes pueden afectar a poblaciones ya vacunadas, debido a la naturaleza altamente transmisible de Delta y más aún de Ómicron, lo confirma el hecho de que las personas completamente vacunadas pueden contraer el Coronavirus.
Para el Sistema de Salud resulta esperable que con el incremento del número de casos puedan internarse más personas ya que no todos los afectados y afectadas responden de la misma manera. Hay poblaciones con mayor riesgo de desarrollar enfermedad grave por este virus (personas adultas, diabéticos, obesos, oncológicos, inmunocomprometidos, entre otros).
No obstante, el aumento de casos, en el país no se incrementaron significativamente las internaciones ni las muertes, excepto en la última semana. En el caso del Hospital Garraham la estadística señala que se duplicó la internación de niños y adolescentes. Allí se comprobó que el 70% de los mismos no estaban vacunados.
Asimismo, tampoco debe sorprender que el mayor número de infectados estén vacunados ya que La Pampa tiene al 89 % de la población vacunada con primera dosis, el 85% con esquema completo, y el 23% con refuerzos. Los CDC (Centro para el Control y Prevención de Enfermedades) de EEUU comprobaron que una persona tiene 10 veces más riesgo de contraer COVID y 20 veces más probabilidades de morir por COVID si no ha sido vacunado, comparado con los que han recibido la vacuna y el refuerzo. Como se afirma actualmente “es la pandemia de los no vacunados” •
Desde Salud se consideró importante aclarar este punto ya que una interpretación sesgada y mal intencionada de estos números pueden generar una controversia que se inhabilita por la contundencia de la información científica aportada.
“Todavía hay datos que deben consolidarse y esto ocurrirá con el transcurso del tiempo, la medicina no es una ciencia resultadista es una ciencia de procesos y los mismos requieren de ese tiempo indispensable” señalan desde el Ministerio de Salud.
Como se explicó, al enfrentar una variante más transmisible la misma puede generar un crecimiento exponencial en el número de infectados con lo cual inexorablemente y dependiendo de las características individuales de la persona (edad, comorbilidades, etc.) habrá consecuentemente un mayor número de internados y eventualmente de muertes. Sin perjuicio de lo dicho la evidencia actual revela que al infectado vacunado le va mucho mejor que al infectado no vacunado o con esquema incompleto de vacunación. En la Argentina estos últimos muestran un 35% más de mortalidad por millón de habitantes.
En algunos países que sufrieron la quinta ola, en la que el número de casos aumentó (entonces delta, que era más transmisible, fue dominante), pero no se reflejó en un aumento de fallecimientos como en oleadas anteriores.
Las vacunas resultaron ser seguras y eficaces sobre todo para prevenir formas graves de la enfermedad, sin duda alguna, es la herramienta más poderosa desarrollada para combatir este flagelo. Sin embargo, no son una armadura de acero impenetrable, el ser humano se puede infectar y puede infectar a otros, aunque con menor probabilidad.
Las vacunas están evitando los casos graves de la enfermedad, disminuyen los ingresos hospitalarios y en UCI y reducen la mortalidad. Por eso hay que vacunarse, no solo para protegerse individualmente, sino para proteger al resto.
Se recordó que las vacunas son poderosas pero insuficientes en esta etapa de la pandemia, son parte de la solución.
“Ninguna medida por sí sola es perfecta para prevenir la propagación del virus. Una superposición de medidas compensa los defectos individuales y reducen significativamente el riesgo. Por eso es imperativo el uso de barbijo en lugares cerrados, ventilar los ambientes, lavarse frecuentemente las manos, consultar e hisoparse frente a síntomas, aunque estos sean mínimos, guardar aislamiento frente a síntomas, siendo contactos estrechos o casos confirmados” se reiteró.
Toda esta combinación de medidas y responsabilidades “ayudará a controlar mejor la pandemia, independientemente de la variante de turno” explicaron desde Salud previo a afirmar que la situación “es delicada”, por lo que resulta imperante ser responsables y cuidadosos.