Salud promociona hábitos saludables en el Día Mundial de la Alimentación

El 16 de octubre de cada año se celebra el Día Mundial de la Alimentación, en el marco de esta fecha desde el Ministerio de Salud se redoblan esfuerzos en la promoción de hábitos alimenticios saludables en toda la población. La alimentación es un factor determinante en la salud de las personas, tan importante que […]

El 16 de octubre de cada año se celebra el Día Mundial de la Alimentación, en el marco de esta fecha desde el Ministerio de Salud se redoblan esfuerzos en la promoción de hábitos alimenticios saludables en toda la población.

La alimentación es un factor determinante en la salud de las personas, tan importante que puede llegar a incidir en la calidad de vida y en la longevidad; asimismo, es una herramienta de prevención de muchas  enfermedades, especialmente cuando la alimentación saludable se mantiene a lo largo de la vida, y no solo se hace de forma esporádica. La práctica del estilo de vida saludable favorece de innumerables formas al funcionamiento del cuerpo, de la mente y crea una barrera de prevención de enfermedades crónicas no transmisibles.
La incorporación y práctica de hábitos saludables pueden mejorar la calidad de vida y prevenir obesidad, diabetes,  enfermedades cardiovasculares y respiratorias. La suma de prácticas como realizar ejercicios, descansar lo suficiente y mantener una alimentación variada y equilibrada contribuyen al bienestar personal.

La Importancia de crear entornos saludables
En post de favorecer una mejor calidad de vida es que se trabaja intensamente en la creación de entornos saludables. Esta  iniciativa se basa en fortalecer espacios saludables,  establecimientos educativos de todos los niveles, universidades y organizaciones o lugares de trabajo para garantizar ambientes libres de humo, reducir el consumo de productos de tabaco y el uso de alcohol, promover una alimentación saludable, la actividad física y el acceso al agua en entornos seguros, entre otras.
El objetivo de esta estrategia es generar cambios estructurales que garanticen  equidad en el entorno donde las personas nacen, crecen y se desarrollan pero que además se integra a otras estrategias impulsadas en el sistema de salud para la prevención y control de las enfermedades no transmisibles y sus factores de riesgo, desde el abordaje de los determinantes sociales hasta acciones dirigidas a los servicios y redes de atención.