Javier Milei volvió este viernes al país tras su viaje relámpago a Florida, donde fue distinguido por su prédica liberal en la gala “American Patriots”. Aunque regresó con una estatuilla bajo el brazo ””el “León de la Libertad”””, se quedó con las ganas de la postal más buscada: la foto con Donald Trump.
Según trascendió, el exmandatario estadounidense llegó tarde al evento debido a un desperfecto técnico en su helicóptero. Para entonces, Milei ya volaba de regreso a Buenos Aires: su vuelo partió desde Miami a las 0:39, minutos antes del arribo de Trump al salón.
La ausencia del líder republicano generó incomodidad en la delegación argentina, que había puesto gran parte de sus expectativas en ese gesto político. El Presidente estuvo acompañado por su hermana Karina Milei y el ministro Luis Caputo. Durante la gala, el mandatario aseguró que Argentina ya cumple con nueve de los 16 requisitos del nuevo régimen de aranceles recíprocos impulsado por Trump, dejando en claro su alineamiento con esa agenda.
En la ceremonia, compartió mesa y foto con la comunicadora argentina Natalia Denegri, también reconocida por su trabajo humanitario.
Mercados en alerta y sin señales del FMI
Mientras Milei exponía en Florida, en los mercados financieros se vivía una jornada crítica: las acciones argentinas caían en picada, el riesgo país trepaba y las reservas seguían drenándose. Todo, en un contexto global sacudido por la escalada de la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
Los nuevos aranceles del 10% que impuso la administración Trump a las importaciones desde Argentina fueron respondidos por Beijing con tarifas del 34% a los productos estadounidenses. La sacudida no tardó en reflejarse: los ADR de empresas argentinas en Wall Street se hundieron hasta un 13,4%, especialmente los del sector bancario y energético, este último afectado por el derrumbe del petróleo a mínimos históricos.
En Buenos Aires, el S&P Merval se desplomó un 8,5% en pesos y un 9,6% en dólares. Los bonos soberanos también se tiñeron de rojo, con bajas de hasta el 3,6%. El riesgo país saltó a 943 puntos básicos.
Soja volátil, reservas en caída libre
En paralelo, los precios de la soja ””clave para la economía argentina”” vivieron días de alta volatilidad. El poroto pasó de cotizar a 378 dólares por tonelada a 361 en apenas dos jornadas, tras una breve suba de 10 dólares, impactado por la incertidumbre global tras los anuncios de Trump.
El Banco Central, por su parte, no logra contener la sangría: vendió otros U$S 31 millones el viernes, sumando un drenaje de casi U$S 3.000 millones en menos de un mes. Las reservas brutas ya encadenan su tercera semana consecutiva en baja.
Sin humo blanco en Washington
A todo esto, en el Fondo Monetario Internacional siguen las conversaciones, pero sin acuerdo a la vista. El directorio ejecutivo discutió de forma informal un nuevo programa de asistencia para Argentina, que incluiría un desembolso inicial de U$S 20.000 millones. Sin embargo, aún no hay consenso sobre cuánto se giraría en el primer tramo.
La directora gerente, Kristalina Georgieva, calificó de “razonable” la solicitud argentina para recibir el 40% del total como pago inicial. Pero la cuestión del “frontloading” ””adelantar fondos antes de los vencimientos”” genera resistencia dentro del organismo. Argentina debe afrontar pagos por más de U$S 40.000 millones del acuerdo firmado en 2022, con el próximo vencimiento mayor en septiembre de 2025.
El dólar no encuentra techo
En este clima de tensiones internas y externas, el mercado cambiario volvió a encender las alarmas. El dólar oficial cerró la semana en $1.104,86 para la venta minorista, mientras que el blue se vendió a $1.310, llevando la brecha al 21,8%. El MEP operó en $1.334 y el contado con liquidación, en $1.326.
Por su parte, el dólar “tarjeta” o “solidario” ””que incluye el recargo impositivo”” se ubicó en $1.423,83. En el frente cripto, la cotización fue de $1.322, mientras que el Bitcoin se negoció en torno a los U$S 82.900.
Un cóctel complejo
Entre la frustrada foto con Trump, la falta de avances concretos con el FMI y el desplome de los mercados, el panorama económico y político se vuelve cada vez más cuesta arriba para el gobierno argentino. Las señales de apoyo internacional que se buscaban no llegaron, y en el frente interno se multiplican las presiones por resultados concretos.
Con reservas en caída, mercados nerviosos y un acuerdo con el Fondo aún en el aire, el margen de maniobra del gobierno se estrecha. Y la ansiedad ””tanto en Buenos Aires como en Washington”” va en aumento.