“New Amsterdam”, serie de drama médico inspirada en el hospital público más antiguo de Estados Unidos, estrena este miércoles en la plataforma Star+ su tercera temporada, en la que sus personajes suman el tremendo impacto de la lucha contra la pandemia a su ya de por sí complicada labor en un país en el que el acceso a la salud vale una fortuna.
“Lo que tiene que otros programas del género no tienen es esperanza”, aseguró en charla con Télam el guionista y productor David Schulner, creador y “showrunner” de esta producción televisiva que se propone como una alternativa diferencial respecto de otras series similares.
Max y su equipo se enfrentan a un sistema de salud quebrado y extremadamente burocrático, y atienden en desigualdad de condiciones a pacientes a menudo sin recursos. Ese duro día a día encuentra desafíos aún más abrumadores en el marco de una pandemia global que afectó con especial violencia a la “Gran Manzana”.
Con similitudes y diferencias, “New Amsterdam” tomó el mismo camino que otros importantes títulos de uno de los géneros más tradicionales de la pantalla chica norteamericana, como “Grey’s Anatomy”, “Chicago Med” o “The Good Doctor”: a contramano de otras series que retomaron sus grabaciones “como si” el coronavirus no existiera, todos estos decidieron replantear sus guiones e incluir a la pandemia en un punto central de la trama.
“Bellevue, el hospital que inspira el ficcional New Amsterdam, fue el primer hospital público de Estados Unidos. Fue creado antes de la sanción de la Constitución Nacional. Los padres fundadores entendieron que era más importante erigir un hospital público primero.”David Schulner
Schulner, de pasado en “hits” como “Once and Again”, “Desperate Housewives” o “Everwood”, conversó con esta agencia sobre los desafíos que impuso la Covid-19 delante y detrás de cámara, sobre las razones de la popularidad de este tipo de ficciones y el rol que adquirieron en los últimos dos años.
Télam: La pandemia llegó cuando estaban terminando de grabar la segunda temporada, ¿cierto?
David Schulner: Habíamos escrito 22 episodios para la temporada 2 y estábamos rodando el 19 cuando nos golpeó la pandemia. Al filmar en Nueva York, que fue el epicentro de la primera ola en Estados Unidos, nos pegó muy duro muy rápido. Grabamos en dos hospitales en NY, uno era el Hospital Bellevue y el otro el Hospital Kings County; estos eran nuestros sets, nuestros platós, y cuando empezamos a filmar el capítulo 19 y preproducir el siguiente el hospital se empezó a llenar de pacientes, nuestro equipo comenzó a preocuparse y a enfermarse.
Tuvimos que parar la producción, lo que significaba que no podíamos terminar la temporada como habíamos planeado.
T: Muchas series que entraron en receso obligado por la pandemia continuaron luego sin introducir el coronavirus en la trama. ¿Supiste desde el primer momento que ustedes sí querían hacerlo?
DS: No es que quería hacerlo; como todos los demás hubiera preferido mirar para otro lado, pretender que no estaba pasando. Miraba las noticias varias horas al día, y lo último que quería era pasar más tiempo con la pandemia. Simplemente sentimos que no había otra opción, que la única manera de ser honestos era no eludirlo, sino abordarlo de la mejor manera que pudiéramos.
T:En estos dos años todos reevaluaron las prioridades en su vida, qué es importante y qué no. ¿Cómo se traducen estos tiempos difíciles en el tono de la temporada 3?
DS: Forzó muchos problemas con los personajes. Sobre todo para el personaje de Max Goodwin, que quiere construir un mejor hospital y un mejor mundo para su familia, para sus colegas y amigos. Ese momento de recalcular que nos impuso la pandemia lleva a los personajes a la acción, y para el final de la temporada 3 nadie va a ser el mismo.
Sabíamos que no podíamos seguir con lo que teníamos pensado, que teníamos que repensar todo como los personajes tenían que repensar todo. Y a algunos la pandemia los cambió para bien, y a otros les sacó lo peor de sí mismos.
La trama sigue al Dr. Max Goodwin (Ryan Eggold), director médico del New Amsterdam, un centro asistencial neoyorquino cuya principal característica -como el Bellevue en el que se inspira y en el que se ruedan sus escenas- es que es de acceso público.