10 formas en las que los emprendedores pueden desarrollar la fortaleza mental de un atleta de alto rendimiento

La fortaleza mental no es un rasgo de personalidad: es una disciplina desarrollada. Así es como fundadores y ejecutivos pueden fortalecer su resiliencia frente a lo que sea que les depare el negocio. En los negocios —como en el deporte— no entrenas para las partes fáciles. Entrenas para las desveladas, los cambios de rumbo repentinos,…

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La fortaleza mental no es un rasgo de personalidad: es una disciplina desarrollada. Así es como fundadores y ejecutivos pueden fortalecer su resiliencia frente a lo que sea que les depare el negocio.

En los negocios —como en el deporte— no entrenas para las partes fáciles. Entrenas para las desveladas, los cambios de rumbo repentinos, los despidos inesperados y los cambios de último minuto. Entrenas para la incertidumbre, porque es ahí donde el liderazgo es decisivo.

Seamos realistas: esas bolas curvas del negocio no van a detenerse. Interrupciones en la cadena de suministro, avances tecnológicos repentinos, limitaciones de financiamiento: todo forma parte del ritmo que debemos gestionar.

Los líderes que más admiro no solo son más inteligentes y rápidos. Son quienes se mantienen calmados, reorientan a su equipo y siguen avanzando, incluso cuando en el marcador están en cero. La fortaleza mental es lo que marca la diferencia entre reaccionar y responder, entre el pánico y la serenidad

Aquí comparto diez principios que funcionan como ejercicios mentales para que los líderes desarrollen fortaleza. Considéralos una rutina para tu mentalidad de liderazgo.

1. Toma los altibajos como parte del entrenamiento

La volatilidad es normal. Los líderes que prosperan no lo ignoran: se preparan para ello. Como los atletas de élite, saben que el rendimiento bajo presión no surge de la euforia, sino de una base sólida. Esa base no solo es mental y cultural, también es estructural y operativa, de manera que la organización pueda doblarse sin romperse. Están condicionados, entrenados y organizados para afrontar los desafíos como si fueran parte del curso normal de los negocios.

Ahí es donde empresas como R&K Solutions tienen una perspectiva única. Al trabajar con organizaciones que manejan infraestructuras masivas y de rápida obsolescencia, observan de primera mano cómo los sistemas frágiles pueden sabotear toda la planeación realizada por el líder. Como señala Chris Barns, vicepresidente de R&K:

“Operar con sistemas anticuados e inflexibles compromete la capacidad de una organización para competir. Cuando los líderes modernizan su infraestructura, no solo están actualizando herramientas: están construyendo la capacidad de tomar mejores decisiones bajo presión.”

Los líderes resilientes saben que la perseverancia bajo presión no puede quedarse solo a nivel de mentalidad y cultura. La incorporan a sus sistemas, estructura organizacional y procedimientos operativos estándar, de manera que, cuando inevitablemente lleguen los altibajos, toda la organización esté preparada para adaptarse y recuperarse.

2. Usa tus cicatrices como prueba de que puedes sobrevivir de nuevo

Cada líder que conozco tiene historias de cicatrices: un producto fallido, una contratación desastrosa, un susto de flujo de efectivo, una presentación ante el consejo que salió mal.

A los 34 años me sometí a una cirugía a corazón abierto, una completa sorpresa. Esto detuvo mi carrera en seco, pero solo por un momento. Lo que pudo haber sido un descarrilamiento se convirtió en un reinicio. Esa experiencia me enseñó más sobre resiliencia que cualquier sala de juntas. No solo me recuperé, sino que resurgí más agudo, más enfocado y con mayor claridad sobre lo que realmente importa.

En lugar de esconder esas historias, aprende de ellas. Tus cicatrices y tu historia personal construyen tus valores, tu estilo de liderazgo y tu yo auténtico. Mejor aún, utiliza esas lecciones abiertamente para enseñar a otros lo que aprendiste.

Alguna vez trabajé con un CEO que construyó una de las tiendas en línea más grandes de su industria. Durante años, todo funcionó a la perfección. Luego, las condiciones del mercado cambiaron. El inventario se acumuló, los márgenes se redujeron y la deuda creció más rápido que los ingresos. De pronto, se enfrentaban a la bancarrota. Fue brutal. Pero no se rindió. Tuvo que reestructurar el negocio, su modelo financiero, y reconstruir el equipo en torno a una estrategia más adecuada e inteligente. Hoy no solo están nuevamente en terreno firme, sino que vuelven a crecer, con una mayor resiliencia y eficiencia.

La resiliencia se convierte en cultura cuando se modela, no solo cuando se predica. Tu historial de supervivencia es uno de tus mayores activos estratégicos. Las cicatrices no son para avergonzarse. Si tú y otros aprenden de ellas, pueden convertirse en verdaderas medallas de honor.

3. Ve cada reto como un rompecabezas, no como un muro

Cuando las cosas se salen de control, algunos líderes se paralizan mientras otros se sienten fascinados. Eso es fortaleza mental: reentrenar la mente para ver los desafíos no como un fracaso, sino como un rompecabezas que pide ser resuelto. Es la curiosidad natural la que puede convertirse en un superpoder al enfrentar un reto.

Siempre digo: si fuera fácil, se llamaría pasatiempo. No lo es. Por eso se llama trabajo. Si realmente fuera fácil, todo el mundo lo haría y nadie ganaría dinero. Mientras mejor seas resolviendo lo difícil, más valioso te vuelves. A eso se le llama ventaja competitiva.

Tener esa mentalidad no es solo cuestión de actitud, sino también de contar con una estructura de apoyo. Cuando los líderes dependen de sistemas obsoletos o fragmentados, o de equipos poco desarrollados, resolver problemas se vuelve muy complicado, porque el conocimiento y los datos no están disponibles de inmediato para encontrar las causas o las soluciones. Pero cuando esos sistemas se modernizan y las personas se desarrollan, los problemas de pronto se convierten en rompecabezas que puedes armar. Como dijo Barns: “Actualizar sistemas obsoletos no es solo cuestión de velocidad: mejora la calidad de los datos, reduce errores y da a los líderes la confianza para moverse más rápido e inteligentemente.” En otras palabras, mejores sistemas no eliminan el desafío, les dan a los líderes la claridad y la capacidad para resolverlo.

Los líderes que prosperan no son los que tienen la respuesta perfecta. Son los que están dispuestos a permanecer en el problema el tiempo suficiente, utilizando las herramientas adecuadas, para encontrar las mejores soluciones.

4. Construye sobre una base de “actitud positiva”

Nunca he conocido a un fundador que no haya enfrentado la duda. ¿Pero los grandes? Ellos se muestran tranquilos y confiados en medio del caos: lo resolveremos.

Eso no es optimismo, es identidad, respaldada por la ciencia. Un estudio de 2021 publicado en el Journal of Business Research encontró que el capital psicológico —rasgos como la resiliencia, el optimismo y la autoeficacia— tiene un efecto positivo y medible en el rendimiento, el bienestar emocional y la capacidad de adaptación en condiciones de incertidumbre.

La mentalidad de crecimiento es el músculo interno que te permite pivotar, replantear y perdurar. Evita que caigas en la “catastrofización” cuando los indicadores no se ven bien y te ayuda a mantener la curiosidad en lugar de sentirte abrumado

Lo he visto así: algunos líderes tienen una solución para cada problema. Otros parecen tener un problema para cada solución. ¿Adivina quiénes siguen avanzando?

La buena noticia: esto no es algo que simplemente tengas o no tengas. Se construye — como cualquier otro músculo. Empieza recordando lo que ya has superado. Reflexiona sobre victorias pasadas que en su momento parecían imposibles. Visualiza cómo se siente el éxito. Crea un plan que realmente puedas ejecutar. Y, lo más importante, rodéate de personas que te recuerden que la duda es normal, pero la derrota es opcional. Ten el coraje de actuar, incluso frente al miedo y lo desconocido. Tu confianza permeará en todo el equipo, y buscarán soluciones contigo.

Ser implacable no significa ser imprudente, significa ser resiliente. Significa apostar por ti mismo una y otra vez hasta que las probabilidades finalmente se alineen con tu convicción.

5. Elige tu círculo cercano como si fuera una alineación

No necesitas 50 asesores. Necesitas un puñado de personas que digan la verdad y de asesores experimentados en quienes confíes, que te brinden perspectivas valiosas y no solo te digan lo que quieres oír, sino lo que necesitas escuchar. Un oído empático, junto con una mente críticamente lógica y una actitud positiva a tu lado, puede marcar una gran diferencia.

El liderazgo puede ser solitario, pero no debería ser aislante. Servimos a cientos de altos ejecutivos en organizaciones increíbles y, al igual que cualquier atleta de élite, necesitan retroalimentación confiable desde la banca y durante el juego: mentores o entrenadores que ya lo hayan vivido, compañeros de equipo que puedan compartir la carga y pares que desafíen tus puntos ciegos. Y lo más importante: tu círculo debe compartir tus valores, no solo tu visión. Esa alineación es crucial cuando las cosas se ponen difíciles. Una de las influencias más importantes en tu círculo es tu pareja o cónyuge.

Un estudio de 2024 publicado en el Journal of Business Research encontró que la regulación emocional de la pareja mejora significativamente el capital psicológico de su contraparte — aspectos como optimismo, resiliencia y autoeficacia. En otras palabras, una pareja estable y emocionalmente inteligente puede ayudarte a presentarte más fuerte en el trabajo, especialmente en momentos de mucha presión.

Ya sea tu cónyuge, entrenador o compañero más cercano, las personas en tu círculo íntimo no solo ofrecen apoyo. Te ayudan a liderar con más claridad, calma y convicción.

6. Pide ayuda antes de estrellarte: anticipa el desastre

Celebramos la audacia en el emprendimiento, pero subestimamos la vulnerabilidad. Eso es un error. Como dijo Andy Grove, ex CEO de Intel: “Solo sobreviven los paranoicos.” No promovía el miedo, sino una mentalidad previsora. La confianza es crucial, pero también lo es mantenerse alerta sobre dónde podrían surgir problemas.

Predecir desastres desde el inicio es algo que hago como padre, líder y empresario. Te permite mirar alrededor de las esquinas. De hecho, te permite mirar más allá de lo que ves. Muchos líderes esperan hasta que todo esté en llamas para levantar la mano. Pero los líderes fuertes saben cuándo detenerse, pivotar o llamar refuerzos. La vulnerabilidad acelera el progreso. Cuando admites que estás atascado desde un inicio, te das —y das a tu equipo— espacio para recuperarse más rápido.

En mis sesiones de coaching, uno de los momentos más poderosos suele ser este: “No sé qué hacer aquí.” Esa afirmación no es debilidad. Es el momento en el que la estrategia puede comenzar de verdad. La vulnerabilidad no es lo opuesto a la fortaleza, es lo que hace que un liderazgo fuerte sea sostenible.

7. Lidera desde tus fortalezas, no desde tus miedos

El miedo es un peso mental. En la incertidumbre, es fácil concentrarse en lo que podrías perder: un cliente grande, la liquidez, la reputación.

Pero yo entreno a los líderes para que cambien esa perspectiva. Empieza viendo lo que te queda: tus capacidades, tus fortalezas, tu equipo, tus relaciones, tus valores. Haz un inventario de lo que todavía funciona. Esa claridad te recordará con qué cuentas todavía para reconstruir. La mentalidad del “vaso medio lleno” te hará pensar en lo que tienes a tu disposición para movilizar y enfrentar una oportunidad o un desafío.

La gratitud es más que una perspectiva: es una herramienta de productividad. Te saca del modo supervivencia y te pone en modo constructor.

8. Controla lo que puedes controlar

Un informe de Oracle de 2023 encontró que el 85 % de los líderes empresariales experimentan estrés por la toma de decisiones, y la mayoría dice que la cantidad de decisiones diarias que enfrentan se ha multiplicado por diez en los últimos tres años. Ese tipo de sobrecarga cognitiva no solo ralentiza el progreso, sino que también agota a las personas.

Fortaleza mental significa enfocar tu atención. No controlas la economía. No controlas lo que harán los competidores. Pero sí controlas tu comunicación, tu próximo movimiento, la cultura interna de tu equipo y tus prioridades. Ahí es donde debes invertir tu energía.

Recuerda que el mayor poder de un líder no está en decidir a qué decir “sí”, sino a qué decir “no”, en apoyo a la transparencia, el enfoque y los resultados. Liderar es difícil. Pero es mucho más complicado cuando intentas controlar cosas que nadie puede.

9. Haz de la disciplina tu configuración