Anta del Dorado es hoy una de las principales firmas agroexportadoras de la provincia de Salta. Produce porotos, chía, garbanzos, maíz pisingallo y algodón, entre otras especialidades. Apuesta también a la nuez pecán.
Dicen que las crisis son también una oportunidad. Eso es lo que le sucedió a la empresa agrícola Anta del Dorado, localizada en la provincia de Salta. Quince años atrás, cuando la rentabilidad de la soja no era la mejor, tomó una drástica decisión: dejar de ser soja dependiente para volcarse a los cultivos especiales, como poroto, sésamo, chía, cártamo y garbanzo. Apostó y gano porque en poco tiempo, y tras fuertes inversiones, logró convertirse en una de las principales agroexportadoras de la provincia y hoy avanza con un más proyectos.
“Los inicios de la empresa se remontan a fines de la década del 70 cuando mi abuelo comenzó a explotar un campo en Salta, en un comienzo para hacer ganadería. Con el correr de los años y los avances tecnológicos se sumó la agricultura y mi padre continuó con el negocio que siempre estuvo enfocado a la ganadería y agricultura tradicional. Luego, me uní yo a la empresa, pero el verdadero cambio de rumbo sucedió en 2012 cuando decidimos dejar un poco de lado a la soja. En aquel momento los precios internacionales estaban en baja y además era un cultivo muy castigado políticamente, entendimos que no podíamos seguir con márgenes tan ajustados, el 80% de nuestra área estaba destinada a la soja y si seguíamos por ahí nos fundíamos. En ese momento ya teníamos algo de área destinada al cultivo de porotos y decidimos sumar especialidades como garbanzo, chía y maíz pisingallo, entre otros. Fue un arduo trabajo, pero que finalmente dio sus frutos porque hoy estamos exportando directamente nuestra producción con un modelo de negocios ordenado y económicamente sustentable”, detalló en diálogo con Ámbito Lucas Elizalde, presidente de Anta del Dorado.
Lo cierto es que, según indican desde la empresa, este cambio no fue sencillo porque cada cultivo demanda características agronómicas distintas y eso llevo años de trabajo y experimentación a campo. Por otro lado, la comercialización de los cultivos especiales es totalmente distinta a lo que sucede con los commodities y así lo explica Elizalde: “cuando producíamos soja era todo bastante más sencillo porque tenías que estar en contacto con los cuatro o cinco agroexportadores más importantes a los que directamente les vendías el grano y ellos por su lado lo exportaban. Con estos cultivos es totalmente distinto, nos tuvimos que integrar verticalmente y salir al mundo en forma directa a buscar clientes y concretar las exportaciones. No fue sencillo porque además de capacitación y tiempo demandó fuertes inversiones”.
Otra cuestión clave es que la firma procesa sus especialidades en dos plantas de selección y proceso, ambas en la provincia de Salta, en las localidades de Coronel Mollinedo y Las Lajitas. Estas plantas cuentan con certificaciones HACCP (Hazard Analysis Critical Control Point); BRCGS (global standards for food safety); kosher y orgánico.
“La inversión por hectárea es mayor en este tipo de cultivos y lo mismo sucede con las plantas de proceso que tuvimos que instalar para poder exportar y alcanzar mercados, como por ejemplo el de la Unión Europea, que es muy exigente. Para todo ello tuvimos que acceder a capital de trabajo y afortunadamente tuvimos una muy buena experiencia tanto con bancos, donde somos tomadores de créditos, y en el mercado de capitales donde salimos con el lanzamiento de Obligaciones Negociables bajo el régimen Pyme. Con un horizonte claro y un plan de negocios ordenado nos encontramos con muchas posibilidades de apalancar la expansión“, detalla Elizalde.
La compañía, que hoy tiene apenas el 10% de su área destinada a la soja, hace también ganadería con un rodeo de alrededor de 9.000 cabezas, produce algodón que procesa en planta de terceros y está llevando adelante un ambicioso proyecto con el cultivo de nuez pecan. “En este momento tenemos sembradas unas 250 hectáreas y apuntamos que para el 2030, este cultivo represente alrededor del 30% de nuestros ingresos. La nuez pecán es un producto con el que hay que tener una visión a largo plazo porque desde su implantación, recién a los cinco años, comienza a dar frutos, pero queríamos meternos también en el negocio de los frutos secos, que tiene también un gran potencial de crecimiento. Nosotros recién el año que viene vamos a recolectar los primeros frutos, así es que la apuesta es grande”, adelantó Elizalde.
A modo de cierre, el empresario agrícola explica que lo que sigue para su empresa es la consolidación de sus negocios, pero no la búsqueda de escala “de manera desmedida”. “Queremos continuar siendo proveedores constantes y confiables de nuestros productos en el mercado internacional y ahí continuará el foco, cuidando siempre la cuestión agronómica y la pata comercial que logramos desarrollar”, detalla Lucas Elizalde de Anta del Dorado.