Son comparados con las icónicas tiendas “Todo x 2 pesos” que dominaron el mercado argentino durante los años 90. Entre sus claves se destacan la variedad de productos y los precios accesibles.
En la última década, los bazares chinos se han consolidado como un fenómeno comercial en Argentina, redefiniendo el mercado minorista y ofreciendo una alternativa económica frente a las tradicionales tiendas de artículos para el hogar. Su proliferación responde, en gran parte, a un contexto de mayor apertura a las importaciones, precios accesibles y la diversificación de productos que abarcan desde utensilios de cocina hasta artículos de decoración, papelería y tecnología básica.
Lo que antes estaba concentrado en el denominado Barrio chino ubicado en Belgrano, en los últimos años se expandió en forma de grandes y medianos bazares en las principales avenidas del país. Aunque no existe un registro oficial que cuantifique su número exacto, estimaciones del sector calculan que hay miles de comercios de este tipo distribuidos por toda Argentina. Las principales concentraciones se encuentran en áreas urbanas, especialmente en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde los consumidores buscan opciones más económicas en un contexto de caída del consumo. Ciudades como Córdoba, Rosario y Mendoza también han experimentado un crecimiento notable en la apertura de estos establecimientos.
Por caso, solo en la peatonal Florida, en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires, hay más de cuatro bazares de grandes estructuras que ostentan miles de artículos. Allí, cada día de la semana y en especial los fines de semana, se puede evidenciar un constante desfile de público que pasea entre las góndolas que ofrecen, desde maquillajes, pasando por artículos de decoración, juguetes, indumentaria y hasta electrónica, entre muchos otros ítems.
La clave: precios competitivos
Uno de los mayores atractivos de los bazares chinos es su capacidad para ofrecer precios considerablemente más bajos que sus competidores. Esto se debe, en gran medida, a que sus productos provienen directamente de fábricas asiáticas, particularmente de China, lo que elimina intermediarios y reduce costos. Por ejemplo, un juego de cubiertos o una lámpara decorativa puede costar entre un 30% y un 50% menos que en comercios especializados o supermercados tradicionales.
Un dato clave es que los dueños de los bazares chinos suelen pertenecer a familias de origen asiático, muchas de las cuales tienen redes comerciales que facilitan la logística y adquisición de productos a precios competitivos. Este modelo de negocio no solo garantiza rentabilidad, sino que también permite una rápida rotación de stock.
En cuanto al ticket promedio, se estima que rondar entre $15.000 y $40.000, dependiendo de la región y el poder adquisitivo local. Este monto suele incluir múltiples artículos, ya que los consumidores tienden a comprar en volumen debido a los bajos precios.
Lo cierto es que, a menudo, los bazares chinos son comparados con las icónicas tiendas “Todo x 2 pesos” que dominaron el mercado argentino durante los años 90 y principios de los 2000. Si bien ambos modelos comparten la idea de precios económicos y variedad, existen diferencias clave. Mientras que los “Todo x 2 pesos” se enfocaban en un precio único y productos de calidad variable, los bazares chinos ofrecen un rango más amplio de precios y una notable mejora en la calidad y diseño de sus artículos.
Una similitud entre ambos modelos de negocios es que la flexibilización en las importaciones que se profundizó este año y el incremento de los costos que enfrenta la industria nacional, genera el combo perfecto que allana la llegada de productos importados a precios más competitivos que los nacionales.
De todo un poco
En líneas generales, los consumidores argentinos valoran principalmente la relación calidad-precio que ofrecen estos establecimientos. Sin embargo, algunos también destacan el caos organizativo característico de muchos bazares chinos, donde la disposición de productos no siempre sigue un orden lógico, lo que puede convertir una simple visita en una experiencia de búsqueda intensa. Un dato de color, en los bazares más grandes -que tienen incluso hasta escaleras mecánicas- hay sillones a disposición de los clientes y en la mayoría de los casos son ocupados por hombres que descansan mientras sus compañeras recorren los largos pasillos repletos de los más variados artículos.
Otra cuestión fundamental es que los bazares chinos han sabido captar las necesidades de los compradores locales, ofreciendo promociones frecuentes y adaptándose a las temporadas, como la venta de artículos escolares en marzo o decoraciones navideñas a fines de año.
En líneas generales, lejos de ser una simple moda, este tipo de negocio representa un cambio en los hábitos de consumo y en la forma en que los argentinos enfrentan el costo de vida. Son algo así como los herederos de los “Todo x 2 pesos”, ya que ofrecen una solución accesible en tiempos de dificultades económicas.