Cumbre renovadora acapara la atención. Pese a rally en Wall Street no esperan mejoras en 2024. 2 En Washington esconden la billetera. Dinámica monetaria enloquece al CCL. ¿Powell sin pausa?
Gran parte de los inversores y operadores del mercado prestarán atención a la cumbre de mañana del Frente Renovador liderado por el ministro Massa que deberá mostrar sus cartas, en términos si continúa integrando el Frente de Todos o no, y en ese caso qué hará. Lo que dicen tras bambalinas es que ni Sergio sabe qué pasará mañana.
Sobre todo, después de venir de “rosquear” con Máximo varios días en su periplo chino, para desactivar la estrategia que esbozó la vicepresidenta al señalar a De Pedro y a Kicillof como los candidatos a Presidente y a Gobernador bonaerense, respectivamente. Una fórmula, que al decir de los politólogos, es más una estrategia mirando al 2027, garantizando la supervivencia del sello kirchnerismo.
Pero lo que parece haber decantado en el mercado es que la amenaza de que si no le dan la candidatura se va del Gobierno ya no funciona. Sencillamente porque del otro lado le dicen que si lo ungen como el candidato, eso implicará que debe dejar el ministerio para ir de campaña.
Sólo faltan unas semanas para el cierre de alianzas y de candidatos, y menos de 100 días para las PASO. Por ende, los analistas descuentan que Massa no obtendrá la candidatura pero no se irá. Eso no garantizará que siga hasta el 10 de diciembre. O sea, se quedaría hasta que le convenga.
Y del otro lado, la implosión de la coalición opositora Juntos por el Cambio, donde la batalla entre Rodríguez Larreta y Bullrich es a capa y espada. Detrás el enfrentamiento sanguíneo ya entre el expresidente Macri y el jefe porteño. Avezados estrategas electorales advierten a los hombres del mercado que no se fíen de que prime la razón, la lógica, de que no pueden romper Juntos, porque la pelea entre Mauricio y Horacio ya es pasional, es a muerte súbita.
El caso Schiaretti vino a detonar todo en este contexto. Más que nada porque se está a dos semanas de la elección en Córdoba, donde el candidato opositor es Luis Juez. Bullrich parece ser la que más se beneficia de esta crisis, pero eso aún está por verse, señalan figuras de ambos bandos.
Lo que meses atrás parecía algo imposible de pensar, hoy luce probable aunque la lógica indique que sería un suicidio romper la coalición. Todos estos intríngulis inyectan más desánimo entre inversores y analistas, más allá del reciente rally. Este clima se reflejó en los últimos encuentros y Zooms entre analistas y gestores locales y sus pares del exterior.
Como se ve todo está desbordado, como no podía ser de otra manera a esta altura de los acontecimientos, bajo el clima político reinante. Pero las charlas formales e informales entre hombre del mercado, e incluso con pares del exterior muestran que la visión dominante no es tan halagüeña para lo que vendrá tras las elecciones generales.
Hoy, los operadores de las mesas saben que las chances de que el FMI aumente la exposición a la Argentina son casi cero, y menos cuando Massa le pide fondos para intervenir en el mercado de cambios, la antítesis del Fondo. Lo que mencionan quienes tienen contactos con el organismo internacional es que será importante lo que pase después de las PASO, en términos de cuánta representatividad tendrá el Gobierno con las nuevas autoridades como para consensuar políticas junto al Fondo.
De todos modos, las semanas que restan de junio y julio prometen ser movidas. La esperanza es que las PASO tranquilicen en algo ya sea por los liderazgos que se definan y se mejore la coordinación para atravesar el último bimestre del año. Las simulaciones que realizan los macroeconomistas profesionales sobre el CCL muestran que si un 10% del sector privado no renueva los vencimientos de deuda en pesos el CCL a septiembre lo ven en $680 y a $880 a diciembre, y si el no rollover fuera del 30% en ese caso iría a $715 y $928.
Son niveles proyectados en función de la expansión monetaria vinculada a la deuda no renovada y a la propia dinámica de la política monetaria ante el exponencial crecimiento de los pasivos remunerados del BCRA y la caída de la demanda de dinero. El diagnóstico del consenso da cuenta también que se está en otro ciclo inflacionario que escaló a dos dígitos. También se habló de la aparente pausa que tomaría la Fed en su suba de tasas. Pero a la luz de los datos de empleo e inflación, y las subas sorpresiva de Canadá y Australia ahora hay dudas de que Powell (Fed) pueda interrumpir el ajuste monetario.