Juan Manuel Amorós, fundador de Emprelatam, y María Julia Bearzi, directora de Endeavor Argentina, analizaron el panorama emprendedor y lo compararon con el del resto del mundo.
Los medios y las redes sociales están repletos de noticias que relatan casos de éxito de emprendedores que fundaron sus startups y se volvieron millonarios y/o de empresas que lograron levantar capital y triunfaron. Sin embargo, gran parte de estos negocios nació en entornos desarrollados o semidesarrollados. Por ejemplo, según un reciente informe de Startup Genome, existen más de 600.000 compañías emergentes a lo largo de todo el mundo, y la mayoría se encuentra en Estados Unidos y China.
Sin embargo, ¿qué sucede en América Latina? ¿Y en la Argentina? ¿Existen más desafíos para los participantes de este territorio? ¿Hay una receta para triunfar en el mercado? Todas estas preguntas y más fueron respondidas por dos grandes referentes del ecosistema emprendedor: Juan Manuel Amorós, fundador y director ejecutivo de Emprelatam, y María Julia Bearzi, directora general de Endeavor Argentina.
No hay receta para el éxito
Hay miles de casos de éxito de empresas que iniciaron con poco y se convirtieron en verdaderos gigantes, arrancando con financiamiento privado y llegando al anhelado estatus de “unicornios” tras valer más de US$ 1.000 millones. No obstante, de acuerdo a los especialistas consultados por Forbes Argentina, no solo no existe una “receta” para lograr lo que estas startups alcanzaron, sino que tampoco es la meta de los emprendedores de hoy en día, ya que el panorama no es el mismo que el de hace unos años.
“No podemos hablar de fórmulas mágicas cuando las compañías, los escenarios y los objetivos varían de acuerdo a cada caso. Más aún, para muchos de los emprendedores, hoy el objetivo no está orientado a conseguir dicho reconocimiento que quizás sí lo era hace unos años. Actualmente, las compañías buscan sostenibilidad, crecer, pero sin perder de vista la rentabilidad del negocio. Quizás estén dando pasos más lentos, pero firmes”, comentó Bearzi.
“Hoy, en 2023, existe una nueva tendencia de crear compañías con modelos de negocios claros, sostenibles y prósperos.
Aquí los esfuerzos se concentran en tener un crecimiento sólido y eficiente, con una fuerte comprensión de las necesidades del mercado y las dinámicas financieras que pueden permitir al negocio crecer”, sostuvo Amorós.
Sin embargo, el experto, también emprendedor, explicó que independientemente de las particularidades de cada compañía emergente, en todas existe una característica en común: “la capacidad de ejecución del equipo de fundadores y los colaboradores que se suman adecuadamente al barco”.
Un contexto más desafiante
A diferencia de lo que sucede en países desarrollados como Estados Unidos, Alemania o Inglaterra, por ejemplo, en América Latina hay diversas dificultades que van más allá de los aspectos socioeconómicos mundiales.
“En Latinoamérica, hay grandes cuestiones de infraestructura. La pandemia aceleró la digitalización, y, aunque todavía es un camino largo por recorrer, está sucediendo. Ahora bien, en este proceso surgieron un montón de inconvenientes con respecto a la estructura necesaria para dar soporte a esta transformación. Ese es un gran desafío que ya despertó el interés de muchas compañías que comenzaron a desarrollar soluciones para resolverlo”, mencionó Bearzi.
Además, la ejecutiva indicó que “no toda la región tiene las herramientas ni la mentalidad adecuada para sumarse a esta ola tecnológica”. “Hay muchas regiones que tienen el gran desafío de educar a sus comunidades en materia de innovación. Uno de los mayores inconvenientes para las empresas tecnológicas es que crean soluciones que apuntan a mejorar la calidad de vida de las personas, pero los mismos beneficiados no pueden, no saben o no quieren adoptarlas”, agregó.
“Construir un negocio exitoso a gran escala requiere la conjunción de diversos factores, tales como un mercado consciente de su necesidad y dispuesto a implementar tecnología, el presupuesto para pagar por una solución superadora, talento para operar la empresa y capital en el caso de requerir crecer aceleradamente o expandirse regionalmente. Las startups latinoamericanas enfrentan desafíos en todos esos frentes”, desarrolló Amorós.
No obstante, el empresario agregó que esto no representa una imposibilidad para desarrollar startups en la región, sino una gran oportunidad una vez desbloqueadas.
“Latinoamérica está unos años por detrás de países desarrollados, pero muestra una clara tendencia positiva. Allí se observa que la adopción de tecnologías se ha vuelto inevitable y una ventaja competitiva para quienes la contratan; donde ya no se la ve como un gasto sino como una inversión; donde personas que ya han hecho carrera dentro de una primera o segunda camada de startups exitosas se animan a emprender y crear nuevas compañías; y donde el capital privado empieza a ver en la región un terreno fértil para invertir y recibir retornos sustanciales”, aclaró.
Una sociedad resiliente
Y así como el contexto socioeconómico de América Latina difiere del de los países más avanzados y desarrollados, lo mismo sucede con las personas, el núcleo detrás de cada startup.
“En Latinoamérica, podemos construir negocios ‘a pesar de’ una larga lista de factores en contra. Esto ha forjado una identidad única del emprendedor latinoamericano que es reconocida en todo el mundo. Características como la humildad, la perseverancia, la adaptabilidad, la resiliencia y la creatividad para encontrar soluciones en el camino. Este ADN emprendedor latinoamericano es codiciado por otros que tienen oportunidades o contextos más favorables. Somos grandes capitanes de tormenta”, expresó Amorós.
En tanto, Bearzi relató que, más allá de todas las trabas regionales, cada vez hay más compañías que nacen, crecen y conquistan nuevos mercados. “El talento argentino, por ejemplo, es muy requerido por empresas de todo el mundo. Asimismo, la incertidumbre que se respira en estas latitudes y las reglas que cambian más de lo que a uno le gustaría hacen que uno se ponga creativo, que tenga más cintura para sortear ciertas situaciones. El emprendedor argentino, y latinoamericano en general, tiene un gen resiliente que lo empuja a hacer aún cuando las cosas se ponen difíciles”, destacó.
Argentina, un mercado con potencial
Tal como contó Amorós, Argentina, actualmente, no compite adecuadamente con el mundo, porque son muchos los factores que atentan contra el desarrollo pleno del sector emprendedor. Para lograr esto y crear un ecosistema donde existan sinergias que permitan la proliferación de compañías, hace falta un reconocimiento del sector como uno estratégico para el crecimiento del país como primer paso, para luego crear, implementar y sostener en el tiempo reglas claras de juego que hagan que emprender no sea un martirio.
No obstante, el potencial de la nación permanece intacto, y seguirán naciendo grandes empresas como Globant, Mercado Libre o Satellogic, entre otras.
“Argentina es una fuente inagotable de talento que no para de sorprender al mundo. Si el ADN emprendedor latinoamericano es particular, podríamos afirmar que el argentino es su cepa más pura y dura. Podemos exportar soluciones al mundo entero. Somos top en desarrollo de talento tecnológico y en el manejo de otros idiomas como el inglés, somos un país potencialmente rico con grandes ciudades pobladas de oportunidades. Sectores productivos que apalancados en tecnología podrán multiplicar sus rendimientos”, detalló el director de Emprelatam.
Por su parte, la responsable de Endeavor Argentina concluyó que “cada vez son más los inversores y compañías que invierten en el desarrollo del sector y multiplican las diferentes iniciativas de educación y apoyo para que el ecosistema siga consolidándose. Hoy somos un mercado que llama la atención tanto de la región como del mundo, por nuestras empresas, por nuestro talento, por nuestras propuestas”.