Esta es la historia de la “Marilyn Monroe de Paramount”: pasó de hacer más de 50 películas a la miseria total.
Kerstin Anita Marianne Ekberg nació el 29 de septiembre de 1931 en Malmö, Suecia. Fue una actriz y modelo reconocida sobre todo en su país, en Italia y en el resto de Europa. Comenzó su carrera en el año 1953 y realizó más de 50 películas. Si bien la suelen reconocer por la obra de Federico Fellini, “La dolce vita”, fue ella quien lo catapultó a él a la fama y se consideró su musa inspiradora.
Fue la sexta de un total de ocho hermanos, y comenzó su carrera de modelo ganando un concurso de belleza en su ciudad, para luego convertirse en Miss Suecia. Casi no hablaba Inglés cuando llegó a los Estados Unidos para competir por el título de Miss Universo y tenía tan sólo 20 años.
La historia de Anita Ekberg: la modelo que inspiró al mundo
Si bien no ganó el concurso de Miss Universo, logró un contrato de estrella en ascenso que le permitió acceder a clases de teatro, baile, declamación, esgrima y equitación. Luego de fugaces apariciones en el año 1953 en obras como The Mississippi Gambler, The Golden Blade y Abboth and Costello go to Mars, finalmente John Wayne la fichó para su productora, dándole el primer papel con diálogos en Blood Alley, en el año 1955.
A partir de entonces, su carrera comenzó un rápido y constante ascenso. Viajó a Roma a filmar Guerra y Paz, a Londres para Las Aventuras de Zarak, a Francia a grabar Paris Holiday y de nuevo a Roma. De ahí no se iría. En el año 1960 protagonizó La Dolce Vita, papel que era muy acertado para ella porque los productores y directores de esa época querían representar la historia de una actriz americana que se mudaba a Roma.
Además de llevar con soltura ese papel, se las arreglaba para regalar frases polémicas y pequeños escándalos. También, dejaba que “por accidente” los paparazis le tomaran fotos desprevenida donde dejaba ver partes de su cuerpo para generar controversias y demostrar que el miedo no era un problema para ella.
La industria, como suele suceder, fue cruel y despiadada en su vejez. Divorciada de su segundo esposo y sin trabajo de actriz, fue perdiendo su dinero hasta ser desalojada en el año 2011 y recluirse a un geriátrico donde no aceptaba visitas, porque no quería ser vista en silla de ruedas y según ella “arruinada”. Poco antes de su muerte, admitió sentirse un poco sola, aunque no se arrepintió de lo hecho en su vida. Finalmente, el 11 de enero de 2015, murió en Italia algo olvidada, sola y en la pobreza.