Gente y cultura, un aspecto clave en la valuación de empresas

¿Cuánto vale mi empresa? ¿Qué factores tendrá en cuenta un eventual comprador para efectuar una oferta? ¿Cómo puedo hacer para tenerla bien preparada en todo sentido por si se da esa situación? Cada una de estas preguntas, muy habituales entre los dueños de empresas, se responde con más certeza si se utiliza una herramienta especialmente […]

¿Cuánto vale mi empresa? ¿Qué factores tendrá en cuenta un eventual comprador para efectuar una oferta? ¿Cómo puedo hacer para tenerla bien preparada en todo sentido por si se da esa situación? Cada una de estas preguntas, muy habituales entre los dueños de empresas, se responde con más certeza si se utiliza una herramienta especialmente diseñada para esa tarea: la Rueda de valor.

Este instrumento no solo nos permite relevar y analizar uno por uno todos los aspectos de la organización, sino que también es un excelente punto de partida si queremos comenzar a trabajar para generar valor en cada uno de ellos, de manera planificada y sustentable.

La Rueda de valor tiene componentes duros, más ligados a lo financiero, y otros a los que denominamos intangibles. Dentro de este último grupo, uno de los que más se destaca es el que abarca todo lo vinculado al ítem gente y cultura.

Esta sección de la Rueda de valor se divide a su vez en tres partes, que analizaremos a continuación:

CEO

La cabeza de una compañía es, sin dudas, un primer factor a considerar. Un interesado en adquirir la compañía querrá saber quién es el CEO, qué estilo tiene, qué cultura está creando, de qué manera se maneja. Existen los CEOs autoritarios, que no toleran errores, que ridiculizan a los colaboradores. Con ellos la gente se desmotiva y los equipos tienden a desmembrarse.

Por el contrario, está el CEO que ayuda a su gente, que la orienta, que le provee los indicadores necesarios para saber cómo está haciendo su trabajo, que la asiste para que pueda avanzar en sus objetivos y crecer profesionalmente. Por supuesto que el valor de la empresa no será el mismo en un caso que en el otro.

Es decir que, naturalmente, a los potenciales compradores de una empresa no les resultará indiferente de qué modo se gobierna esa empresa. Y otro punto fundamental es que el CEO permanezca en su cargo luego de la transacción, lo que generará credibilidad entre los stakeholders.

Por último, un dato importante, que se refleja en los datos publicados por el Exit Planning Institute: según se pudo constatar a nivel global, cuando se trata de empresas de dueño el valor se incrementa al doble si el dueño pudo alejarse de la operación y lograr que el negocio funcione sin necesidad de que él mismo deba involucrarse de manera directa.

Equipo gerencial

Aquí lo que se va a evaluar es si los puestos clave están ocupados por la gente más competente, así como la manera en que trabajan en equipo, sobre todo los más altos ejecutivos: los directores, los gerentes, los líderes principales. Además, ¿tienen un cuadro de reemplazo? ¿Hay promociones y se puede progresar? ¿La gente está motivada? Más preguntas: ¿la empresa tiene un propósito? ¿Es compartido? ¿Los colaboradores se sienten identificados con la empresa? ¿Cómo se trabaja con los nuevos talentos? Todas esas variables pueden sumar o restar mucho valor a la empresa y es importante que podamos dar respuestas favorables a cada uno de los planteos.

Cultura

Si bien la palabra cultura remite a un concepto muy blando y a priori más difícil de evaluar, es un aspecto especialmente tenido en cuenta, a tal punto que algunos grupos adquieren empresas para formar grupos con sinergia, y uno de los primeros puntos que observan es la cultura. ¿Qué es la cultura de una empresa? Para sintetizar al máximo: qué está bien visto, qué está mal visto, qué se puede hacer y qué no se puede hacer.

Un tema destacado dentro de la cultura es lo que en inglés se llama accountability o rendición de cuentas: en qué medida los equipos y sus responsables deben responder por sus resultados en base a métricas y qué tan acostumbrados están a rendir cuentas. Si eso existe o si, por el contrario, se trata de una empresa conformada por amigos que se maneja en base a “la confianza”, es una diferencia que puede cambiar radicalmente el valor.

En definitiva, la Rueda de valor es un instrumento pensado en función de lo que necesitamos saber para mejorar cada uno de los lugares donde un potencial comprador posará sus ojos. Tanto en este componente de gente y cultura como en los demás, utilizarla nos dará una ventaja apreciable a la hora de prepararnos para una posible venta.