La empresa fabricante de chips afronta un duro momento económico. Se prevé que venda activos estratégicos, frene proyectos de inversión y despida empleados.
Son días claves para el futuro de la firma tecnológica Intel. Es que su CEO, Pat Gelsinger, está preparando un fuerte plan de reestructuración que tiene como objetivo sacar a flote a la empresa luego de presentar pobres resultados en el tercer trimestre y llevar a la valoración de la firma por debajo de los u$s100.000 millones.
Según las proyecciones, antes de fin de mes la junta directiva de Intel deberá poner en consideración el plan de reestructuración que actualmente está armando Gelsinger. Venta de activos estratégicos y unidades de negocios, cese de proyectos de inversión y despidos masivos, son solo algunos de los puntos que incluiría este plan de negocios que busca salvar a la empresa de tecnología.
Lo cierto es que Intel está atravesando uno de sus peores períodos mientras intenta ponerse al día en la era de la IA frente a empresas como Nvidia, el fabricante dominante de chips de IA con una capitalización de mercado de u$s3 billones.
En este marco, Intel está considerando medidas drásticas, como la posible división de sus negocios de diseño y fabricación, así como la revisión de proyectos industriales como la instalación de una fábrica en Alemania en la que pensaba desembolsar alrededor de u$s30.000 millones.
El futuro de Altera en la crisis de Intel
Una unidad potencial de la que la compañía podría tratar de deshacerse es de su negocio de chips programables, Altera, que Intel adquirió por u$s16.700 millones en 2015. Intel ya ha tomado medidas para escindirla como una subsidiaria separada pero de propiedad absoluta y ha dicho que planea vender una parte de su participación en una oferta pública inicial en el futuro, aunque no ha fijado una fecha.
Pero Altera también podría venderse en su totalidad a otro fabricante de chips interesado en hacer crecer su cartera, y la compañía ha comenzado a explorar discretamente si una venta sería posible, según una fuente familiarizada con sus planes de asesoramiento y con los planes de recortar negocios.
Para ello, el CEO de Intel recurrió a Morgan Stanley y Goldman Sachs, sus asesores financieros de confianza, para que le ayuden a explorar las opciones disponibles. El mercado espera entonces un vuelco en el negocio del fabricante de chips, sobre todo luego de que la reciente publicación de su informe financiero trimestral en el que informó pérdidas netas de u$s1.610 millones, lo que provocó una caída en el valor de sus acciones a su nivel más bajo desde 2013.
A su vez, las medidas de ahorro de costos de emergencia anunciados recientemente incluyen una reducción del 15% en su fuerza laboral, es decir, alrededor de 15.000 empleos. Para fortalecer sus finanzas debilitadas, Intel también canceló su dividendo y anunció una reversión inesperada en su creciente gasto de capital, con inversiones que este año probablemente serán un 20% menores de lo previsto.