Lugares que inundan de emoción por los encuentros y despedidas que protagonizan sus viajeros, estas construcciones son verdaderas obras arquitectónicas que cuentan historias curiosas.
Además de conectar barrios, ciudades, pueblos y países, la estaciones de trenes son lugares donde se conjugan múltiples emociones.
Son lugares de encuentro, despedidas y esperas, donde viajeros y transeúntes pasan desde minutos hasta largas horas pendientes de un reloj, una persona o un tren que tomar.
Se armó un recorrido por las 11 estaciones de trenes más hermosas y cautivantes del mundo, según los informes recientes de la prestigiosas revistas internacionales Condé Nast Traveler y National Geographic. Cada uno de estos sitios icónicos a través de su arquitectura, además de hacer el viaje de ida o vuelta más placentero, nos recuerdan palacios, castillos o incluso naves espaciales.
1- Grand Central Terminal, Nueva York (Estados Unidos)
En el corazón de Manhattan, se levanta la Terminal Gran Central (Getty Images)
Probablemente sea la estación de trenes más famosa del mundo y para muchos la más bonita. Se halla en el corazón de Manhattan, entre la 42 y Park Avenue y hace 10 años cumplió su primer centenario desde su gran inauguración, que en origen ya ocupaba unas 19 hectáreas y tenía 30 andenes y 46 vías.
Existe un mito popular que indica que en su hall hay días en los que son más los turistas que pasan por él que los que van a subirse a un tren. Lo cierto es que su techo estrellado, que curiosamente representa las constelaciones vistas desde el cielo y no desde la tierra por error, y su fachada Beaux Arts, con Minerva, Hércules y Mercurio cuidando de ella, levantan pasiones.
Además presenta unas escaleras cinematográficas, el afamado Oyster’s Bar construido de Rafael Guastavino y la fachada sur con las esculturas romanas que enmarcan el reloj de Tiffany son algunos de los elementos que hacen de Grand Central una estación única en el mundo.
En 1968 estuvieron a punto de demolerla para levantar un nuevo rascacielos en Nueva York, pero una ola ciudadana capitaneada por Jacqueline Kennedy Onassis y el arquitecto Philip Johnson consiguió salvarla.
2- Estación Chhatrapati Shivaji, Bombay (India)
La estación de trenes de Chhatrapati Shivaji en Bombay cambió su nombre británico en 1996 (Getty Images)
La estación de trenes de Bombay es en sí un palacio gótico. Inaugurada en 1887 como Victoria Terminal en honor de la reina Victoria, emperatriz de la India en ese momento, su nombre tornó al de Chhatrapati Shivaji en 1996, bajo una iniciativa gubernamental que quería rebautizar con nombres indios todos los monumentos de origen británico del país.
Desde 2004, esta maravilla de la arquitectura del renacimiento gótico victoriano, está incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Su perfil, ideado por el arquitecto Fredrick Williams Stevens e inspirado por el mundo medieval europeo, en un revival típicamente victoriano, y con algún que otro toque indio, impera sobre el bullicio de la ciudad como un gigante al que los años le sientan bien. En sus columnas de entrada están representados el león británico y el tigre de Bengala.
3- Estación de St. Pancras, Londres (Reino Unido)
La estación de trenes ST. Pancras al estilo neogótico embellece Londres (Getty Images)
La londinense estación de trenes St. Pancras también ha sido un imán para numerosas películas y se ha ganado una fama y entidad propia gracias a su espectacularidad. Diseñada en 1868 por Sir George Gilbert Scott, esta fantasía neogótica de ladrillo rojo, infinidad de arcos y torres apuntadas fue concebida para conectar la capital británica con las Midlands inglesas.
Además de por su brillante exterior, este emblema fascina con la bóveda Barlow, la más grande del mundo en el momento de su construcción.En 1873 se le unió un hotel, el Midland Grand Hotel, en funcionamiento hasta 1935. Hasta 2011 las estancias del hotel permanecieron vacías, algunas de ellas fueron reutilizadas como oficinas a lo sumo, por lo que pasaron a ser conocidas como ‘las cámaras de St. Pancras’. Sin embargo, un nuevo proyecto recuperó esa parte del edificio y hoy se puede volver a dormir pegados a la estación, en el flamante St. Pancras Renaissance London Hotel.
En mayo de 1941, durante uno de los intensos borbardeos alemanes que asediaron Londres en plena II Guerra Mundial, la estación fue alcanzada por una bomba, pero por suerte el edificio no sufrió grandes daños. Desde 2007 es la cabecera de los trenes Eurostar.
4-Estación de Atocha, Madrid (España)
Un impresionante jardín se erige dentro de la estación Atocha, en Madrid (Getty Images)
La estación de Atocha de Madrid fue construida al más puro estilo continental, en hierro forjado como las grandes Gares de París, y es una de las de mayores dimensiones de Europa.
En 1892 se inauguró con el nombre de Estación de Mediodía y desde entonces no para de crecer. Durante la Guerra Civil fue un objetivo militar, aunque no llegó a sufrir nunca daños irreparables. Con la llegada de la Alta Velocidad en 1992, el complejo experimentó una reforma integral, alcanzando su aspecto actual.
Dentro de ella existe un jardín tropical que le da un aspecto de invernadero a todo el complejo. Así, el flamante vestíbulo de la antigua estación de Mediodía inaugurada en 1851 es hoy un vergel que ocupa 150 metros de largo y alcanza los 50 de altura.
5-Estación de Porto de São Bento, Oporto (Portugal)
Caminar dentro de la estación de trenes de Oporto es una experiencia increíble y muy recomendada al visitar Portugal (Getty Images)
La estación de Porto de São Bento de Oporto es como un cofre del tesoro. En su interior guarda 20.000 delicados azulejos azules y blancos y es un lugar recomendado para ir si se visita Portugal.
La estrella más rutilante de la azulejería portuguesa, Jorge Colaço, puso su mente a trabajar en 1906 para recubrir las paredes de la estación de trenes que llevara el siglo XX a la ciudad. La entrada en Oporto del rey Jõao I junto a su esposa Philippa de Lancaster en 1387 o la conquista de Ceuta en 1415 son los episodios nacionales que el artista eligió para decorar el vestíbulo, a los que se añadió un friso de colores dedicado a la historia del transporte en Portugal.
Algunas curiosidades: recibió el nombre de la iglesia São Bento de Ave María que se alzaba en el solar que ocupó la estación y, pese a que el primer tren llegó en el año 1896, no fue hasta 1916 cuando la estación se inauguró oficialmente.
6-Gare du Nord (París)
La estación de tren Gare du Nord de París es la más grande de Francia (Getty Images)
En París podemos hallar la estación de tren Gare du Nord, una de las estaciones más veteranas del continente europeo (1864) y la más importante de la capital francesa, que alberga otras cinco. Por ella pasan nada menos que 190 millones de pasajeros cada año.
El barón James de Rotschild eligió al arquitecto francés Jacques Hittorff para la construcción de este edificio cuya fachada está presidida por un gran arco de triunfo y decorada con 23 estatuas que simbolizan las ciudades con las que se comunica desde la estación.
Inspirándose en el esquema clásico de las termas romanas, J. Hittorff levantó entre 1842 y 1865 la Gare du Nord de París, en la que destaca su fachada monumental adornada con nueve estatuas que simbolizan las ciudades que conectaban con la red ferroviaria de la estación. Hoy habría que sumarle una décima, Londres, pues esta es la puerta de entrada del Eurostar, tren que une las dos capitales a través del túnel que atraviesa el canal de la Mancha.
7-Estación Central Amberes, Amberes (Bélgica)
La estación de trenes de Amberes está catalogada como una de las más lindas del mundo (Getty Images)
Para muchos fanáticos de los trenes y sus estaciones la de Amberes es una de las más bonitas del mundo, no solo por su arquitectura barroca sino también por sus espectaculares dimensiones. Su creador fue el arquitecto Luis Delacenserie, considerado como un héroe en Bélgica.
Se construyó entre 1895 y 1905 y el vestíbulo está formado por una gran cúpula revestida de piedra y flanqueada por ocho torres. La estructura de hierro y vidrio que cubre las vías mide nada menos que 185 metros largo y 44 metros de altura. En las últimas décadas se ha incorporado un centro comercial y añadido nuevos niveles de vías adaptadas a los trenes de alta velocidad.
8- Estación de Kanazawa (Japón)
Una Tsuzumi-mon es una puerta de la estación de trenes de Kanazawa que alcanza los 14 metros y que emula a los típico toriis en Japón (Getty Images)
Sorprende que en un país como Japón, donde las conexiones ferroviarias son fundamentales, no abunden las estaciones espectaculares -aunque todas ellas son modernísimas-. Por eso la de
La estación de trenes de Kanazawa, en Japón es la puerta de entrada a una ciudad que, como este edificio, fusiona pasado y futuro. El complejo diseñado por el estudio SANAA lo tiene todo para enamorar, desde un techo de vidrio ondulado que le aporta a un aire de ligereza y modernidad, hasta unos ventanales que lo conectan con las montañas circundantes. Eso sí, su principal emblema es la Tsuzumi-mon, una puerta que alcanza los 14 metros y que emula a los típico toriis (puertas de madera) que pueblan los templos de Japón.
Acero y cristal recubren la moderna estación de la ciudad, enlace directo con la línea JR West, repleta de tiendas y restaurantes. Sus modernas hechuras se levantan sobre una estación anterior construida en 1898.
9- Estación Central de Milán (Italia)
La estación de trenes de Milán se caracteriza por tener 200 metros de longitud cubierta por una cúpula acristalada. (Getty Images)
Blanca, luminosa y elegante, así es este centro ferroviario que fue inaugurado en 1931 y que exhibe una bella decoración mezcla de art decó y de art nouveau. El gran cuerpo de la estación de 200 metros de longitud está cubierto por una cúpula acristalada. La estación fue totalmente modernizada manteniendo su estructura original en el año 2006.
Desde que se anunció la construcción de la Estación Central de Milán hasta que se inauguró pasaron 25 años, siendo un rey el que puso la primera piedra, Victor Manuel III, y un ministro de Benito Mussolini el que la inauguró, el ministro de Relaciones Exteriores Galeazzo Ciano. Su reciente renovación ha recuperado los detalles Estilo Art Nouveau y Art Déco que salpican el edificio y ha introducido mejoras técnicas como nuevas escaleras mecánicas y ascensores, en una fusión perfecta.
10- Estación Central de Helsinki, Helsinki (Finlandia)
El edificio de piedra de estilo Art Déco alberga la estación de trenes de Helsinki (Getty Images)
Se dice que el arquitecto a cargo de construir a principios del siglo XX la nueva estación de tren de Helsinki, Eliel Saarinen, hizo un primer diseño que resultó ser tan romántico que fue ‘invitado’ a que rehiciera su propuesta con un estilo más moderno y racionalista. El resultado fue un monumental edificio de piedra de estilo Art Déco con una gran torre y cuatro gigantes con esferas luminarias flanqueando la puerta de entrada.
Cuentan, con cierto humor negro, los habitantes de Helsinki que las impresionantes estatuas que flanquean el acceso a esta estación representan los estados de ánimo de los finlandeses. Las cuatro esculturas están serias y miran al viajero perdonándole la vida. Una imagen un tanto caricaturesca de una sociedad cada vez más soleada, pero que sigue mirando con cariño a este icono de su capital.
Más allá de la anécdota, la esencia de este complejo está en una arquitectura Art Decó de piedra y bronce, obra de Eero Saarinen (padre), que sigue deslumbrando a día de hoy por la pulcritud de sus líneas y sus dimensiones. Algo que se contagia a los restaurantes fast food y tiendas que pueblan su hall y a las que merece la pena asomarse para observar esa combinación improbable de neón y arquitectura centenaria.
11- Estación Central de Praga (República Checa)
La estación de trenes de Pagra se distingue por su estilo Art Nouveau, como la mayoría de las construcciones de esa ciudad (Getty Images)
El Art Nouveau lo inundó todo en Praga, hasta su estación central, conocida en la ciudad como Praha hlavní nádraží. Su impresionante hall aún impresiona a todo el que lo pisa, que inevitablemente se ve trasladado a la época dorada de la ciudad.
La visita a esta estación debe incluir una búsqueda minuciosa de los extraordinarios elementos art nouveau que la embellecen y que están resguardados. Fue Josef Fanta el encargado de darle su encantador aire romántico en 1909 al levantar un nuevo edificio sobre la antigua estación de la ciudad que se ubicaba allí desde 1871.
Como dato curioso, durante la República, entre 1918 y 1939, el complejo pasó a llamarse Estación Wilson, en honor al presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson.