Ricardo Rodríguez, CEO de Shell Argentina, habló sobre las dificultades para importar equipos, las restricciones para girar dividendos y la problemática que genera la brecha de precios entre el barril internacional y el doméstico.
Ricardo Rodríguez cumplió un año como CEO de Shell para la Argentina, Chile y Uruguay. El ejecutivo venezolano, con más de 20 años de experiencia en la compañía angloholandesa, llegó al país en un momento de inflexión para la petrolera: después de invertir alrededor de US$500 millones por año en las operaciones del upstream (producción de petróleo), Shell finalmente está logrando obtener retornos positivos por esos desembolsos. Sin embargo, Rodríguez deja algunas advertencias sobre los desafíos de producir en la Argentina.
En una entrevista la exposición de petróleo y gas (AOG) que organiza el IAPG, el ejecutivo petrolero habló sobre las dificultades para importar equipos y las restricciones para girar dividendos. Además, señaló que el principal problema en la Argentina es la diferencia de precios del barril de petróleo, entre el Brent, en torno a US$85, y el barril criollo, fijado en US$56.
– ¿Cómo hacen para operar en la Argentina con control de cambios?
–En estos momentos seguimos operando, gran parte de los recursos son nuestro flujo de caja relacionado con las actividades que tenemos, pero hay ciertos servicios para los cuales requerimos el acceso a divisas. Esa es una de las mayores problemáticas que tenemos en el país, no solo para pagar los servicios, sino para repatriar los dividendos producto de nuestro ejercicio fiscal. Nosotros operamos en el país hace 109 años. Nuestros proyectos son a largo plazo. Las cosas coyunturales nos preocupan menos. Las cosas que son estructurales nos preocupan más. Entendemos perfectamente que hay un problema coyuntural de la situación argentina con las divisas y estamos dispuestos a colaborar. Nosotros suplimos parte del mercado local y exportamos. Todas esas divisas que generamos entran al país para lograr resolver un poco el problema macroeconómico.
–¿La coyuntura cuánto tiempo dura? Porque hace cuatro años que no se puede girar dividendos.
–No tenemos cuatro años sin girar dividendos. Tienes que llegar a cierto volumen de producción para empezar a girar dividendos. Nosotros recién estamos llegando a ese punto. Hemos estado invirtiendo fuertemente. En algún momento vamos a estar en un punto donde vamos a necesitar girar dividendos. Espero que no tengamos que esperar cuatro años.
–¿Y las restricciones para importar?
–Han sido muy problemáticas. Este año hicimos muchas inversiones en infraestructura, en la construcción y ampliación de oleoductos. También estamos construyendo con nuestro socio YPF una planta nueva de 15.000 barriles en Bajada de Añelo. Para eso, hemos necesitado divisas. Y esas divisas han sido obtenidas a través del sistema de SIRA y Sirase, que es un sistema que tiene su complejidad y tiene sus problemas. Hay parte de esas divisas que no suceden a tiempo o tienen restricciones. Nosotros tenemos algo de caja en términos de divisas para cumplir con nuestros proveedores, pero no es algo sostenible en el tiempo. Así que, coyunturalmente, es algo que hemos podido manejar. Si es algo que continúa en el tiempo, va a afectar el nivel de inversiones que tenemos.
–¿Cuánto es la producción de Shell y cuánto de eso se exporta?
–Estamos produciendo alrededor de 45.000 barriles diarios. Somos el segundo productor en Vaca Muerta y creemos que vamos a terminar el año cerca de los 50.000 barriles. De esa producción, exportamos el 25%; el resto es para suplir el mercado local. Lo cual crea cierta complejidad porque hay una diferencia de precios importante, una brecha entre el mercado internacional y el barril doméstico.
–¿De cuánto es la brecha?
–No puedo hablar de precios. Pero puedo decir que el precio del Brent está entre US$80 y US$90.
–El barril criollo está en torno a US$56. ¿Cómo los perjudica eso? ¿Cuán sostenible es esa brecha de precios?
–Es muy sencillo. Shell Argentina compite por capital en el grupo, donde tenemos un portafolio global en el que hay alrededor de entre US$8000 y US$9000 millones que están destinados al upstream. Para poder invertir dólares en el país, se necesita ser competitivos. Es una competencia. En otros lugares, como en el Golfo de México, tienen retornos al precio del Brent, mientras que en la Argentina no está ese valor. Esa competencia por el capital se hace más difícil a largo plazo. Mientras esto sea coyuntural y no algo que se repite en el largo plazo, es sostenible. Si es algo que nosotros seguimos viendo en muchos años, vamos a tener que restringir nuestras inversiones.
–El Gobierno dice que compensa parte de ese menor precio con la postergación del pago de retenciones. ¿Alcanza?
–No estoy al tanto de eso. Nosotros pagamos todas las retenciones asociadas a nuestras exportaciones.
–¿Evaluaron irse de la Argentina en algún momento?
–No te puedo decir en el pasado, pero en el presente no está planteado.
–¿Cómo ven el proceso electoral?
–Creemos que las elecciones presidenciales de cualquier país del mundo depende de los pobladores de ese sitio. Es una decisión de los argentinos. Nosotros hacemos inversiones a largo plazo en muchos países donde hay muchos gobiernos y estamos dispuestos a trabajar con cualquier gobierno que los argentinos escojan. Es un país democrático.
–¿Cómo les afecta la inflación a la competitividad?
–Tiene un impacto importante en nuestros costos, que han aumentado significativamente este año y disminuye la competitividad. También afecta al personal que trabaja para nosotros.
–¿Qué le falta a la Argentina para ser como Permian, en Estados Unidos?
–Vaca Muerta no tiene nada que envidiarle a Permian desde el punto de vista del subsuelo. La riqueza y la cantidad de recursos están allí. En mi opinión, las tres cosas que necesita la Argentina para resolver y atraer mayores inversiones son libre acceso a divisas, disminución de la brecha entre barril doméstico y el de exportación para hacerlo competitivo, y reglas claras y estables desde el punto de vista regulatorio y fiscal. La Argentina necesita un gran consenso donde todos los actores políticos hagan una política de Estado, que nos permita a los que hacemos estas inversiones a 10 o 30 años saber que las reglas del juego no van a cambiar durante ese tiempo. Este domingo Shell cumple 109 años en la Argentina y quiero que cumplamos 109 años más.