Argentina se ubica entre los tres principales productores de miel a nivel mundial, detrás de China y Estados Unidos. Además, es el segundo exportador del planeta con un volumen promedio superior a las 72.000 toneladas anuales, de las cuales el 90% es destinado a la exportación.
De acuerdo a datos del Registro Nacional de Productores Apícolas (RENAPA), existen 15.306 apicultores que manejan 33.477 apiarios y más de 3,5 millones de colmenas. El sector cuenta con un total de 1.209 salas de extracción de miel habilitadas por el Senasa. Los datos corresponden a 2021 -últimos disponibles-, pero desde el sector aseguran que se mantiene estable pese a las dificultades que atraviesan las economías regionales.
La actividad apícola se desarrolla en varios puntos del país, pero Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y La Pampa son las principales provincias productoras.
Con respecto al consumo interno, los datos prepandemia indicaban que ronda los 250 a 300 gramos por habitante por año. El cambio de hábitos de consumo que trajo el Covid-19 también generó un crecimiento en el consumo de miel.
Aunque todavía no se conocen oficialmente los números, productores y fraccionadores aseguran que estiman un incremento de un 50%.
Impacto global
Desde que el mundo se convulsionó por la invasión de Rusia a Ucrania, algunas economías regionales se vieron afectadas por encontrar allí o en el Viejo Continente sus principales destinos de importación. El sector apícola, por caso, sufrió un cese excepcional de compra de mieles por parte del mercado internacional, principalmente de la Unión Europea, uno de los principales mercados para la miel argentina.
El país es el segundo exportador de miel del mundo. Estados Unidos es el principal comprador global -también es el destino más importante de los envíos argentinos al exterior-; seguido por Alemania, Japón -que completan el top-3 de las exportaciones del país-, Reino Unido y Francia.
A Estados Unidos ingresan unas 180.000 toneladas por año y no puede satisfacer su mercado interno porque sus apicultores tienen un grave problema de mortandad de colmenas. Además, en los últimos años, se dedicaron a dar el servicio de polinización para almendros, paltos y berries.
Uno de los desafíos del sector es que el 98% de la miel que exporta es a granel. Esto es, sin especificar su origen. Poder poner en el mercado global un producto fraccionado es una oportunidad y le permitiría al país poder ubicarse mejor en el mapa global.