El Presidente de la FIFA impulsa una nueva reglamentación polémica.
El Presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ha vuelto a postular una osada idea en el último congreso del ente, que tuvo lugar en Tokio este viernes. Infantino presentó una idea -que ya había sido desestimada en el pasado- a partir de la cual los clubes negociarían los traspasos de sus jugadores mediante un algoritmo que impondría las valoraciones de los futbolistas.
Gianni Infantino ha decidido reflotar esta idea luego de ver los balances del mercado de julio-agosto pasado, donde los valores de transferencias alcanzaron el gasto de los 10 mil millones de dólares, a nivel mundial.
“Ahora más que nunca es fundamental que hablemos sobre estos temas”, destacó Infantino frente al resto del comité. “Por ejemplo, es hora de discutir la posibilidad de utilizar un algoritmo para estimar el valor justo de las transferencias, lo que permitirá incrementar la transparencia en el sistema de transferencias y ayudará a los accionistas del fútbol”, agregó.
Por supuesto, tendrá varias trabas en el camino, tal y como sucedió cuando la presentó inicialmente. Y aunque el Presidente de la FIFA cree que la situación ha cambiado desde aquel entonces, la realidad es que los problemas seguirán siendo los mismos.
Hay múltiples temas sensibles de cara a la implementación de un algoritmo mundial para establecer valores “reales” de transferencias. El primero es, lógicamente, entender qué es realmente lo que tomará en cuenta este algoritmo y cómo se traduce cada valor en un precio.
Aunque este algoritmo es uno en el que la FIFA ha gastado ya múltiples millones, financiando cursos avanzados y una unidad de investigación futbolística en la Universidad de Neuchatel, en Suiza. Allí se trabaja en este supuesto algoritmo desde 2010.
Además, y suponiendo que el algoritmo es capaz de establecer eso correctamente, también sería interesante ver cómo se compagina con la ley de competición que rige en la Unión Europea.
De la misma forma, algunos clubes con fondos y recursos limitados tendrían aún más complicaciones para establecer negociaciones y conseguir jugadores que, de tener un valor fijo, sería imposible contratar. Ante todo esto, que consiga los votos para que una reglamentación así se acepte parece bastante complicado.