Una empresa con tradición de soderos innova el segmento premium con agua envasada en latas de aluminio

Sparkling invirtió $120 millones en su planta de Chacarita con el objetivo de vender 40.000 latas por mes en hogares, restaurantes y supermercados. Ya lidera el segmento de provisión de dispensers y botellones a empresas. Kevin Pedreira forma parte de una familia con larga tradición en el negocio de las aguas envasadas. Es bisnieto, nieto, hijo […]

Sparkling invirtió $120 millones en su planta de Chacarita con el objetivo de vender 40.000 latas por mes en hogares, restaurantes y supermercados. Ya lidera el segmento de provisión de dispensers y botellones a empresas.

Kevin Pedreira forma parte de una familia con larga tradición en el negocio de las aguas envasadas. Es bisnieto, nieto, hijo y sobrino de vendedores de soda.

En 2022 encabezó un grupo de emprendedores con vasta experiencia en el sector de embotelladoras de agua con el objetivo de comprar la marca argentina Sparkling, que por entonces pertenecía al grupo norteamericano Culligan.

Culligan Water es una empresa global líder en soluciones de tratamiento de agua, fundada en 1936 en Estados Unidos. Reconocida por su enfoque en la innovación y la calidad. Pero la inestabilidad política y económica del país hizo que decidiera vender su operación local.

En ese momento, Sparkling era líder en el mercado de distribución de agua premium para empresas (dispensers para oficinas). Y con el retorno de la marca a manos argentinas el nuevo dueño se propuso ampliar su radio de acción, ingresando al mercado domiciliario dominado por las marcas Ivess y Cimes.

“Mi familia está de toda la vida en el rubro del agua y la soda. Arrancó mi bisabuelo, después pasó mi abuelo, después mi papá y mi tío, y después yo. En el año 2022 se da la posibilidad de comprar Sparkling, que era líder en la venta de agua para empresas”, rememora Pedreira en diálogo con Ámbito.

“Y desde que entramos nosotros, sin perder la esencia de seguir siendo líderes en el mercado empresarial, empezamos a enfocarnos en llegar al consumidor final, a los hogares, al restaurante, a los supermercados”, explicó.

En ese marco, en 2023 realizaron el primer intento de lanzar una gran innovación: el agua mineral premium en lata de aluminio. Desarrollaron todo el esquema productivo, diseñaron los prototipos de las latas, y hasta hicieron el anuncio; pero se encontraron con un inconveniente insalvable: no pudieron asegurarse la provisión del aluminio necesario debido a las restricciones que regían para las importaciones.

Pero, como suele suceder con las pymes argentinas que se caracterizan por su resiliencia, no se dieron por vencidos. Y ahora, apenas comenzado el 2025, reactivaron el proyecto, con una inversión de $120 millones para adecuar las líneas de producción en su planta ubicada en el barrio porteño de Chacarita.

“En esa búsqueda por estar más cerca del consumidor final, tuvimos la idea de arrancar con el producto de la lata, que es algo innovador y es una tendencia a nivel mundial. Y este producto es un producto que nos ayuda a que la gente esté más cerca, que tenga en la mano la marca”, agregó el CEO y propietario de Sparkling.

Argentina se alinea con la tendencia mundial de sostenibilidad en el consumo de aguas

La nueva línea de agua mineral con y sin gas en latas de 473 cm3 tiene la característica de contar con menos sodio, una opción pensada para poner a la empresa en sintonía con la tendencia mundial hacia el consumo de productos más saludables.

Este lanzamiento, que apunta a comercializar 40.000 latas mensuales, se suma a la oferta de botellones tradicionales de 12 y 20 litros, que también se venden bajo la misma marca.

“El agua en lata es una tendencia a nivel mundial debido a su enfoque en la sostenibilidad, ofreciendo una solución práctica y reciclable que responde a la creciente demanda de consumidores que priorizan opciones más responsables con el medio ambiente”, explicó Kevin Pedreira.

Las latas de aluminio siempre estuvieron asociadas en la memoria del consumidor con las gaseosas y las cervezas, aunque en los últimos años el formato fue adoptado también en la industria del vino y la coctelería. El uso del aluminio es una alternativa más sustentable que el vidrio, por su potencial de reciclado y la menor cantidad de agua que requiere su fabricación.

La empresa abastece a más de 20.000 domicilios entre hogares, comercios y empresas. Los procesos de Sparkling cumplen con los estándares internacionales: certificaciones con las normas ISO 9001 (gestión de calidad), ISO 14001 (gestión ambiental), e ISO 45001 (salud y seguridad ocupacional), además de el Código Alimentario Argentino en cada etapa de producción.

Actualmente, Sparkling cuenta con más de 160 empleados y opera desde su planta ubicada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con capacidad para procesar 6,4 millones de litros de agua por mes. Allí también cuenta con un laboratorio de análisis microbiológico.

Además, posee plantas embotelladoras en las ciudades de Córdoba y Rosario, y una red logística conformada por 15 distribuidores y 40 unidades de distribución urbana.