El consumo en las principales cadenas de supermercados volvió a registrar una fuerte caída durante marzo, consolidando una preocupante tendencia negativa que ya lleva quince meses consecutivos. El dato refleja el profundo impacto que ha tenido la recesión generada por las políticas de ajuste del Gobierno nacional.
Según datos relevados por el sitio El Destape, en base a fuentes del sector, las ventas en supermercados cayeron entre un 5% y un 7% en comparación con marzo de 2024. Lo alarmante, destacan, es que esta baja se produce sobre una base ya debilitada: en marzo del año pasado, el consumo ya se había desplomado un 7,3%, de acuerdo con registros de la consultora Scentia.
“Estamos por debajo incluso de los peores momentos de la recesión”, señalaron desde el sector, en referencia al escenario actual, donde la recuperación parece cada vez más lejana.
El único repunte reciente se dio en diciembre de 2023, con una suba interanual del 1,4%, justo antes de que el ajuste comenzara a sentirse con mayor fuerza. Desde entonces, los números fueron en picada, con caídas que tocaron un pico del 22% interanual en septiembre. A partir de ese punto, la contracción comenzó a desacelerarse, llegando al -9,8% en febrero. Si se confirma el dato de marzo, sería el sexto mes consecutivo de caída moderada, aunque siempre en terreno negativo.
Un país en recesión generalizada
A mediados de marzo, algunas fuentes atribuyeron parte del descenso a factores extraordinarios, como el cierre temporal de supermercados en Bahía Blanca por las inundaciones. Sin embargo, con la reapertura progresiva de los locales, ese efecto se habría diluido, lo que indicaría que la caída es estructural y uniforme a nivel nacional.
Por otra parte, el deterioro del consumo no se limita a las grandes superficies: los pequeños autoservicios barriales han experimentado incluso un retroceso más profundo en los últimos meses, según la misma consultora. Esto descarta que el descenso en supermercados se deba a un cambio en los hábitos de compra.
Perspectivas nada alentadoras
Desde Scentia advirtieron que el escenario podría agravarse en los próximos meses. La inflación, lejos de mostrar una baja significativa, mantiene niveles preocupantes: en la Ciudad de Buenos Aires, el IPC de marzo fue del 3,2%, lo que podría anticipar una aceleración a nivel nacional. A esto se suma el efecto de las recientes remarcaciones de precios tras la suba de los dólares paralelos.
En este contexto, la contracción del consumo continúa siendo uno de los indicadores más sensibles del deterioro económico que vive el país.